“El Estado tiene la responsabilidad de brindar igualdad de oportunidades y salud a todos, y también tenemos que poner de nuestra parte. Esa era la idea, disculpas si se malentendió”, respondió el legislador a las llamadas de atención sobre los altos índices de pobreza y falta de educación en el país.
El analista político Marcos Pérez Talia explicó que no siempre el éxito es proporcional al esfuerzo, cuando existen desigualdades. “El discurso meritocrático es una suerte de marco ideal que la élite logró introducir en nuestra cosmovisión. Una sociedad en la que el éxito y el fracaso son de quienes se lo merecen y los premios y castigos se reparten de acuerdo con el esfuerzo de cada uno. Pero como diría el periódico británico The Guardian en 2019: ‘La meritocracia se parece más a una mentira inventada por los ricos’”, señaló.
Pérez Talia asegura que las desventajas de pobres ante ricos es una realidad que objeta a la meritocracia. “Afortunadamente existe una rica literatura al respecto. Solo por citar una: el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, en su libro El precio de la desigualdad, dejó en evidencia la mentira de la meritocracia afirmando que ‘el 90% de los que nacen pobres mueren pobres por más esfuerzo que hagan, el 90% de los que nacen ricos mueren ricos independientemente de que hagan o no mérito para ello’”, rebatió el politólogo.
Es el Estado el que mediante políticas públicas, según indicó el analista, debe corregir el desbalance de oportunidades entre los que gozan de las ventajas heredadas y los que sufren carencias por la falta de recursos.
“La élite habitualmente explica su éxito a través del talento y el trabajo duro, aunque misteriosamente olvidan mencionar su educación y el origen social que les indicó el camino del éxito. Es muy sorprendente que el senador Rasmussen, como economista, descarte la influencia de las ventajas heredadas. En las sociedades muy desiguales, como la paraguaya, las oportunidades no se distribuyen con la misma regularidad y exactitud. Entonces, el Estado con sus políticas públicas debería estar orientado a corregir esos desvíos. Llamémosle Estado ‘inteligente’, ‘sensato’, ‘deseable’, pero tiene que ser un Estado fuerte, proactivo y orientado al cliente pero no clientelista, como diría el economista argentino Óscar Oszlak. Por el contrario, el desmantelamiento estatal -en sintonía con el proyecto meritocrático- sirve para vaciar la escena pública, desgarrar el tejido social, comprometer la paz social y la propia gobernabilidad democrática”, concluyó.
Como muchos, el economista Amílcar Ferreira también salió al paso del debate. “Estudien para comprender la complejidad del fenómeno de la pobreza, que existen situaciones estructurales que condicionan severamente a los muy pobres, que hacen que esta se perpetúe, que se herede, como se heredan las grandes fortunas”, sentenció.
En las sociedades muy desiguales, las oportunidades no se distribuyen con la misma regularidad y exactitud. Marcos Pérez Talia, politólogo.