30 abr. 2025

Estado paraguayo está obligado a dar mejor uso a los recursos

La información publicada recientemente por este diario, referente al uso de papel y otros insumos por parte de la Cámara de Diputados, no sorprende, dado que dicha institución nos tiene acostumbrados a un despliegue de gastos excesivos e innecesarios, sin mencionar los lujos y privilegios que se autoasignan nuestros representantes. Pero no por estar acostumbrados debemos dejar de exigir al Parlamento Nacional, y a todos los poderes del Estado paraguayo, que haga suficientes esfuerzos por dejar de realizar gastos innecesarios; gastos que como sabemos se solventan con el esfuerzo de los contribuyentes.

Pese a que vivimos en una época de importantes avances tecnológicos y donde lo digital ya se ha impuesto por sobre usos y plataformas, en la Cámara de Diputados, en menos de cinco años, se duplicó la compra de papel, como así también de otros insumos como tintas y tóner.

Así, en la Cámara Baja fueron adjudicados este año cerca de 2.800 millones de guaraníes solamente en la compra de resmas de papel. Al mismo tiempo se ha gastado en tintas, tóner y cartuchos para impresión de documentos más de 1.333 millones de guaraníes.

El uso de papel en nuestras instituciones resulta escandaloso y preocupante. Si tomamos como ejemplo el Congreso Nacional, vemos que, para cada sesión que se desarrolla en la sede parlamentaria, tanto ordinarias como extraordinarias, el orden del día es preparado en formato digital, pero finalmente se le entrega impreso a cada uno de los 80 diputados.

En las comisiones asesoras sucede lo mismo, y también con los pedidos de informes que realizan a las instituciones del Estado. Estos pedidos pueden ser remitidos en manera digital, sin embargo, todo se sigue haciendo con impresos.

Pero nuestros representantes no son solamente culpables de malutilizar los recursos que con tanto esfuerzo les proveen los contribuyentes; también son inoperantes a la hora de legislar poniendo como prioridad que los paraguayos podamos tener mejor calidad de vida. Ejemplo de esto es un proyecto de ley denominado Papel cero, proyecto que como muchos otros duerme el sueño de los justos en algún escritorio parlamentario.

El proyecto en cuestión había sido presentado el año pasado, y consistía en una ley de agilización de los trámites públicos, también conocida como Papel cero. La idea en general consistía en que las instituciones del Estado, progresivamente, dejen de utilizar papel en la tramitación de documentos.

Resulta absurdo que, con todas las alternativas del mundo de la tecnología y la era digital, se sigan gastando importantes recursos en papel e insumos para imprimir documentos. Es sabido que, con el uso de la tecnología, no solo se ahorraría en papel, sino también en tinta de impresora y fotocopiadoras, todo lo cual será beneficioso para el ambiente, y ya ni sería necesario reciclar el papel.

A todo esto se debe sumar la optimización del espacio físico, sabiendo que todas nuestras instituciones guardan toneladas de documentos impresos en los archivos y oficinas.

Al dejar de utilizar la cantidad de papel y tinta no solamente se va a economizar, sino que también podremos colaborar en forma efectiva para tener un mundo sostenible, hablando en términos de la ecología. Y, finalmente, un argumento importante es el hecho de que si incorporamos la tecnología y el mundo digital, tenemos también la posibilidad de hacer más accesible a la ciudadanía el complicado mundo burocrático del Estado. Y eso significa transparencia, cuando el acceso a toda la información se vuelve más sencillo.

No se trata entonces de dejar de usar papel por motivos de cuidar el medioambiente y ahorro del dinero público solamente; en esta cruzada todas las instituciones del Estado ganarán al mismo tiempo en transparencia.

Optimizar los recursos, y gastar mejor la contribución de los ciudadanos, es el gran desafío y el Congreso tiene en sus manos la alternativa.