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El ex presidente del Congreso y también ex titular del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Miguel Abdón Saguier, explicó en una larga entrevista las bases en las que se sustenta la denuncia presentada ante la Organización de Estados Americanos (OEA) por persecución a la oposición en nuestro país. Además mencionó las consecuencias de la degradación de las instituciones como el Poder Judicial y la Fiscalía. Alertó acerca de cierta analogía del proceso que lleva a cabo el poder con respecto al régimen dictatorial de Alfredo Stroessner (1954/1989).
–¿En qué basan la denuncia ante la OEA por hostigamiento a la oposición y dirigentes?
–En esta denuncia hay como una referencia al contexto actual tanto desde el punto de vista institucional como el problema de la corrupción, así como el tema de la erosión de las instituciones que son la base de la democracia, como es el principio de igualdad ante la ley, ante el derecho. Hay una discriminación en la aplicación de las medidas por razones sanitarias. Hemos visto cómo la política y el poder del dinero son puestos en primer lugar, como el caso ampliamente conocido del casamiento de la hija del ex presidente Horacio Cartes. Esa fue una provocación porque si hay algo que irrita a la gente de pensamiento democrático es el privilegio de algunos en detrimento de los demás. Allí es donde se ve la discriminación de un rico político o no, en relación al que juega pikivoléy.
–¿Qué traerá aparejada la denuncia que hacen ante la OEA?
–Seguramente remitirán una nota al Gobierno, el Gobierno refutará lo que nosotros decimos, pero de cualquier manera es una llamada de atención al Gobierno, muy importante. Sobre todo a sabiendas de que en un mundo globalizado donde ya no se pueden cometer los atropellos, o mejor dicho, que no se deberían cometer los atropellos tan groseros y evidentes de la época de Stroessner.
–¿Cómo toma los procesos contra el titular liberal y otros dirigentes?
–Ellos (los colorados) no tienen ningún pudor y lo hacen ostentosamente y con esto su mensaje es que acá los que mandamos somos nosotros, no la ley. La versión folclórica de eso se llama “mbareté”. En el caso del 31-M de 2017. ¿Qué pasa con la investigación fiscal para saber quién dio la orden para atracar un local cerrado? Ahora resulta que los jóvenes que se revelaron contra esa maquinación perversa del señor Cartes de querer consagrar la reelección por caminos tortuosos, pisoteando la Constitución, son los procesados.
–¿Qué consecuencias trae la impunidad y la corrupción a nuestra sociedad?
–Tenemos el riesgo de que esto sea ya un camino que nos pueda llevar a un posible stronismo en pleno siglo XXI. Lastimosamente la base de afiliados a los partidos hoy no están por fines superiores, sino por la complicidad en el delito. Eso los mantiene aglutinados y es un cáncer y como todo mal puede hacer metástasis y está haciendo también en mi partido. No podemos ser maniqueístas y decir nosotros los liberales somos los únicos puros, porque tenemos personajes que han echado el prestigio del partido al barro de la indignidad.
–¿Qué similitud tiene el Gobierno de Mario Abdo con respecto al régimen de Stroessner?
–Bueno, ahora ya no te pueden por ejemplo hacer lo que te hacían, como el exilio, que no podías volver. Aunque sí le han impedido a compatriotas el derecho reconocido a todos los paraguayos de vivir en su país de salir y volver cuando ellos quisieran, llegando al caso de que no le dejaban entrar a este gente, bajo el criterio de medida sanitaria, pero la medida sanitaria no te puede llevar a violar tu derecho, uno elemental consagrado en la Constitución. En la época de Stroessner el exilio era posmortem para los opositores y eso no podemos dejar que se repita.
–¿El proceso de criminalización de la protesta en la pandemia es un rasgo autoritario?
–La paz es un tema que traen a colación de vuelta, pero esa paz que ellos -los stronistas- pregonan o lo que entendían por la paz era la paz de los cementerios, como decía Jhon Locke. Stroessner en realidad hizo de nuestra tierra guaraní un desierto y a ese desierto le llamaba paz. Sumado a eso nos decía que la calle era de la policía, no de la ciudadanía, que sí tiene derecho a manifestarse y aún caer en exceso en su crítica. Prefiero toda la vida el ruido, la algarabía antes de que el silencio de los calabozos y ante la paz del cementerio.
–¿Cómo califica el trabajo de la Fiscalía?
–Ella, la fiscala general Sandra Quiñónez, está comprometida con un sector político no está por encima del faccionalismo que le puso en el cargo sin atender a la cualificación que le marca a un parlamentario por quien debe de votar. Está el caso del titular del partido y los jóvenes. Pero está vinculado con un estilo de hacer política que le irrita al prepotente porque no puede tolerar que la gente salga a ejercer su derecho y termina finalmente por querer silenciarlo con la amenaza de un proceso o un proceso real.
–¿Cómo afecta al país la Operación Cicatriz de la ANR?
–De vuelta el posicionamiento del Partido Colorado de cara a elecciones, aunque por debajo de la mesa se acuchillan. Creo que deben dejar esta farsa y dedicarse a gobernar.
–¿En qué debería basar su estrategia el país en la renegociación de Itaipú?
–Aparte de modificar el Anexo C , hay que modificar artículos del Tratado porque de nada sirve que se modifique el anexo y no los artículos. Por eso digo que hay que persuadirle al Brasil de que no puede ejercer un verdadero liderazgo si sigue postergando la justicia que nos merecemos. El liderazgo sobre todo a nivel internacional se sustenta en la cooperación y el espíritu de justicia. Lastimosamente el Gobierno no se pronuncia sobre cuál va a ser su estrategia. Tiene el mismo espíritu de los negociadores de 1973, que era el secretismo.
–¿Qué trabajo hace la oposición con miras a próximas elecciones?
–Está muy acelerado el proyecto de unificar a toda la oposición, pero toda la oposición. Opositor es el que hace oposición y no el que está transando por intereses particulares y estafando con mentiras diciendo de que son opositores.
–¿Afecta que el PLRA esté anclado en el internismo?
–La máxima autoridad partidaria, que es la Convención, ha dicho que hay que hacer oposición y evidentemente la oposición que algunos hacen ni de lejos puede ser reconocida como tal. La gente dice hay división en el PLRA. Yo digo no hay división, sino líneas enfrentadas.
Ahora resulta que los jóvenes que se revelaron contra esa maquinación perversa de reelección del señor Cartes son los procesados.
(La estrategia del Gobierno para renegociar el Tratado) tiene el mismo espíritu de los negociadores de 1973, que era el secretismo.