Pablo Escobar, adquirió la enorme propiedad en 1978 donde se dio los gustos más extravagantes, teniendo todo tipo de animales exóticos. Luego de su muerte, la hacienda pasó al olvido y fue deteriorándose durante una década, según menciona una publicación del portal digital vice.com.
Incluso gente de la zona saqueó a la propiedad, convencidos de que todavía había droga o dinero escondido. En ese momento, fueron los hipopótamos los animales que más problemas ocasionaron ya que se volvieron más agresivos.
Hasta que alguien tuvo la idea de reabrir la propiedad, esta vez como un parque temático de aventuras. El lugar se mantuvo con el nombre Hacienda Nápoles pero dando un aire similar al Parque Jurasico y abriendo posteriormente las puertas al público.
Con esto había nacido el destino turístico definitivo para las familias: un parque decadente salpicado de figuras de dinosaurios, hipopótamos y la huella indeleble de un hombre cuyo cartel fue responsable de las muertes de entre 3.000 a 60.000 personas.