Daniel, una persona privada de libertad, estudió y apostó por la marroquinería.
En el 2019, fundó EDS Producciones al interior del Centro de Rehabilitación Social (Cereso) en el Departamento de Itapúa, una empresa propia que confecciona y vende unos 300 productos y accesorios en cuero por mes.
“Yo fui cambista de divisas desde siempre. Nunca pensé en convertirme en diseñador de termos forrados y cintos en cuero, que hoy se transformó en mi más caro emprendimiento de vida, porque creé una marca marroquinera, me va bien y planeo dedicarme a esto junto con mis tres hijos cuando me vaya de aquí”, comenta el interno.
El taller ocupa un espacio de seis por diez metros, cedido en el penal bajo la anuencia y apoyo de la dirección penitenciaria y la Dirección de Reinserción y Bienestar Social de la cartera de Justicia.
Para dar los primeros pasos, se unió a otros cuatro compañeros y juntos adquirieron una máquina recta, una bordadora, otra especial de doble arrastre, una máquina de grabado láser y computadora con los programas de diseño.
“Aquí siempre hay respeto y una buena relación jefe-empleados; el negocio va bien. Los de mayor salida son los termos y guampas forrados, fabricamos unas 200 unidades mensuales sobre pedidos y en verano alcanzamos una demanda de 300 termos al mes”, revela.
Dani se levanta a trabajar con sus compañeros desde la 07:00 hasta las 18:00. La jornada se suele extender hasta las 21:00, detalla.
Sostiene que los 15 años de condena que le pesan se le hacen muy llevaderos con el trabajo junto al buen equipo conformado y productos que lo enorgullecen, demostrando a la gente que con talento y esfuerzo se puede salir adelante y, además, generar ganancias para sus gastos propios y familiares.
Daniel recibió sus diplomas de los cursos de Corte y Confección y Computación dictados por el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP), y de Refrigeración con el Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal)
“Llegué a comprender profundamente el pecado que cometí y me arrepentí. Sé también que el amor de Dios es grande. Llevo aquí cuatro años y cuatro meses, más que nada, privado de vivir experiencias con mi esposa y mis tres hijos, mis amigos… aislado de la sociedad. Pero, sabés qué? Estoy fuerte y aprendí un oficio en el que soy competente. La gente que está cerca sabe que quise cambiar y cambié”, reflexiona.
Los productos se consiguen con el coordinador Riveros en el celular (0985) 156-808.