06 jul. 2024

Estar mejor o solo ver pasar el tren

Pasaremos a continuación a enumerar las acciones (u omisiones) públicas que marcan el derrotero gubernamental en pos de mejorar la calidad de vida de la gente, como bandera teórica, pero que –en sus respectivas– tramas acarrean improvisación, meros intereses partidarios o bien ineficiencia en la gestión.

Aunque no aparezca mucho en los medios ni sea motivo de debate cotidiano, aún no se solucionó el inmenso drama del fallido acueducto del Chaco, triste legado del gobierno anterior y que la actual Administración nacional aún no tiene la capacidad de solucionar, porque literalmente hay que hacer todo de nuevo y, mientras tanto, sigue padeciendo casi toda la población de la Región Occidental ante un flagelo que golpea muy duro: la escasez de agua, más aún en esta época de desesperación en torno a las altas temperaturas.

Otra perla: Lo que alguna vez pudo haber sido un gran aporte para la ciudadanía, mediante una red de bicisendas, resultó un fiasco al interrumpirse de nuevo el tramo sobre la calle Palma, porque no hubo una correcta planificación y algunos sectores saltaron a protestar por ese emprendimiento. Resultado: No hay bicisenda en el microcentro, todo sigue tan caótico y desgarrante a la hora de transitar con medios alternativos a los vehículos de combustión interna, nada amigables con el medioambiente.

A renglón seguido, indiquemos que la agria telenovela del estacionamiento tarifado decantó en la suspensión de la iniciativa, ya que la empresa privada que debía explotarlo no presentó las condiciones necesarias para su aplicación, y la Municipalidad, como siempre, en vez de mejorar su gestión solo retroalimenta ineficiencia y la vuelve a remar desde el principio, con un tendal de eventuales demandas y contrademandas, sin que la ciudadanía pueda gozar de un sistema que le beneficie.

Otro braceo de ahogado le cupo al Ejecutivo, cuando se vio comprometida su articulación frente a los jefes municipales, que vieron apeligrados los fondos recibidos del Fonacide para sostener la alimentación escolar, y por presión ciudadana también tuvo que recular en su cometido primigenio, para derivar en contraofertas y denotando grietas en su administración, rubricadas con mal asesoramiento y tratando de planear con lo que pudiera frente a las constantes crisis cuando la cosa no les beneficia.

Indefectiblemente, hay que pautar además en este espacio lo concerniente al transporte de pasajeros en el área metropolitana, un viacrucis estructural para los usuarios que padecen diariamente el pésimo servicio, riesgos en su propia vida y estrés galopante; mientras las empresas del ramo se siguen beneficiando de los subsidios estatales (cada vez más jugosos) sin que haya una contraprestación con más y mejores unidades.

Consecuencia de la improvisación y la intención de solamente cumplir con los intereses de facción o clase –en detrimento de lo que merece la población– es la remontada oficial, con puro teatro de por medio muchas veces, tras salir a la luz los verdaderos motivos por los que impulsa sus acciones, con lo que se adoba la bronca generalizada de paraguayos y paraguayas que tratan de empatar por lo menos a fin de mes, pero que constantemente reciben el golpe certero de la ineficiencia estatal.

Nunca está de más recordar que el arma fundamental de la democracia descansa en el día de las elecciones, además del control ciudadano permanente, dos instancias olvidadas o mal aplicadas aún, que derivan naturalmente en la situación actual.

Si todo se sigue haciendo a espaldas de la gente, el agua acumulada de la desazón terminará por colapsar el cántaro de la paciencia, y la crispación llegará al paroxismo; o bien se prolongará ese atávico estoicismo de la sociedad que allana ingenuamente el camino para que la camarilla del poder esté cada vez mejor, y la ciudadanía siga viendo pasar el tren.

Más contenido de esta sección