El pasado viernes 8 de setiembre, luego de la primera reunión del Equipo Económico Nacional (EEN), el presidente Santiago Peña ofreció una rimbombante conferencia de prensa anunciando medidas de represalia contra Argentina. Las declaraciones eran por la postura del país vecino de mantener el cobro del peaje en la hidrovía, la nueva retención de una embarcación paraguaya y las deudas argentinas en la EBY. Se sumaba a esta situación la promesa incumplida, según el Gobierno paraguayo, del ministro de Economía y presidenciable argentino, Sergio Massa, de no suspender el tributo por la vía fluvial.
Peña informó que Paraguay ya no daría su no objeción para que Argentina negocie con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que divulgarían la deuda que el vecino país mantiene con Paraguay, además de reducir la cesión de energía en la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). El punto delicado fue el último para empezar. Desde el Ejecutivo incluso se aseguró que Paraguay empezará a retirar el 100% de su energía de la central hidroeléctrica, lo cual finalmente no ocurrió, aunque se llegó a niveles mayores.
Posteriormente, el 17 de setiembre, de acuerdo a una entrevista con CNN, el jefe de Estado dijo que la medida energética no era en represalia al peaje o a la Argentina, que son temas diferentes, contradiciendo sus declaraciones del 8 de setiembre.
Además, el vicepresidente Pedro Alliana volvió a poner en entredicho a Peña, porque cuando el mandatario fue a Nueva York para la asamblea de la ONU, reiteró, como si fuera noticia, que Paraguay empezará a retirar el 100% de su energía de la EBY a causa de las deudas en la EBY y del peaje cobrado en la hidrovía.
En Yacyretá se empezó a comprar más energía, y se podía ver reflejada en los reportes de flujos de potencia horarios ofrecidos por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa) de la Argentina, porque desde la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) los datos son a cuentagotas. ¿Por qué la ANDE no hace un informe similar, que incluya a Itaipú y Acaray? ¿Cuál es el objetivo de no brindar esa información regularmente?
Sin embargo, apareció otro factor llamativo más, porque aumentar la energía comprada de la EBY implica un mayor costo para Paraguay. Eso lo admitieron las autoridades, que no quisieron informar, ¿cuánto más? El presidente de la ANDE reconoció que no se está optimizando la compra de energía por decisión “estratégica” del Gobierno, y el vicepresidente se sumó a su declaración, señalando que cuando Argentina cumpla sus compromisos, se verá de vuelta lo que más conviene a la ANDE. No se sabe exactamente cuánto le cuesta al país la energía más cara de la EBY, mientras ya tenemos energía de la IB, e incluso se subrayó que es complicado acordar en la institución porque no existe una tarifa definida. Aunque se aplaudió la medida, también se cuestionó que hacerla así improvisadamente ocasiona pérdidas económicas, y que una alternativa ideal hubiera sido licitar la potencia disponible.
Que el consumidor final pague igual por la energía eléctrica, y que el Gobierno prometa que se hará cargo del sobrecosto, no es consuelo. Los contribuyentes sostienen al Estado y en consecuencia al Gobierno, es decir, todos pagamos. Es similar con el pasaje del transporte público, hay un subsidio que lo pagan todos los paraguayos, pero que solamente lo usufructúan los pasajeros del área metropolitana. Es una joda total.
Será entonces una estrategia la adoptada por el Gobierno, o es una clara improvisación. Ni siquiera se sabe si Argentina pagará su deuda, el vecino país está con inflación galopante y crisis económica. Por eso acaso es mejor opción comercializar la energía, y hay que ver los mecanismos para concretar esa alternativa. Sabemos que hay tratados internacionales de por medio, y también que debe buscarse la justicia en estos documentos. Buena semana.