Este contaminante, que sirve de alimento para las cianobacterias, indicó que es proveniente de la cloaca. Hasta el momento, comentó que hallaron 220 a 250 miligramos por litro, cuando la normativa sobre calidad de agua no permite más de 25 miligramos.
Hasta esta semana tomaron muestras en seis zonas del lago, en área de San Bernardino y la desembocadura del arroyo Pirayú. Se prevé analizar un total de 12 puntos, abarcando también Areguá.
Si bien los humedales actúan como purificadores naturales, Morel señaló que para el caso del fosfato se requiere ya una planta de tratamiento por los altos volúmenes de descarga que recibe.
“De qué sirven los dragados o demás trabajos cuando no se ataca el problema de raíz que es la falta de plantas de tratamiento. Todo lo que se evacua en los 21 municipios de la cuenca van a los cursos de agua que luego terminan en el lago. Y la población, que genera la cloaca, está en constante aumento”, destacó.
En el anterior estudio en el que se evaluaron los arroyos de la cuenca del lago, se constató además que la presencia de nitrato supera los valores permitidos en todos los puntos de muestreo. Las áreas estudiadas comprendieron los arroyos: Pirayú, Jukyry, San Lorenzo y Jukyrymi, además del Salado.
En el presente monitoreo, ya dentro del lago, indicó que este valor disminuyó gracias al humedal de Pirayú de por medio. “Pero no podemos pedirle todo a la naturaleza”, agregó.
Ubicación de Muro. El Ministerio de Ambiente contestó recién ayer al pedido de modificación de proyecto para la construcción de geobolsas, sobre un antiguo muro, que planteó la Comisión de Gestión y Manejo del Lago Ypacaraí y su Cuenca (Conalaypa) el pasado 20 de mayo.
El trabajo paliativo es para encarar la crítica bajante que se registra en el lago Ypacaraí.
El ente ambiental solicita que ante la variación de la ubicación se requerirá una Evaluación de Impacto Ambiental.
En principio, el Mades solicitó que las estructuras sean únicamente móvil, de gaviones o bolsas de arena. Las mismas deberán ser colocadas sobre las líneas de gaviones existentes en el río Salado, muro de Meyer de 1995, y solo podrán elevarse las líneas de los gaviones con la nueva estructura 50 cm, detalló Renato Máas, director de Conalaypa.
“La acumulación de sedimentos impidió que el muro sea visible y se creía que estaba en la embocadura del Salado, pero con las investigaciones geo-referenciales se detectó a más de 150 metros ya en la costa, debido a la modificación de la embocadura del Salado. Por ello presentamos al Mades la propuesta de una nueva ubicación del muro con unos tubos de descarga”, refirió.