Al respecto, recordó que un “Informe de Evaluación: El Análisis de la Evaluación de la Deuda Pública y su incidencia en el presupuesto”, elaborado por la Dirección General de Presupuesto de la Subsecretaría de Administración Financiera del Ministerio de Hacienda (2022), hoy Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que tenía como objetivo determinar la sostenibilidad de la deuda.
Detalló que se utilizaron dos métodos; el índice de Blanchard y el Método Tradicional. En ambos, se concluyó que en ese momento (2022, en que la deuda era del 32,6% sobre PIB), la trayectoria la deuda se encontraba en campo insostenible. Sin embargo, se estimó que con la vuelta a la regla fiscal en 2024 los índices estudiados mostraban tendencias cuyas trayectorias parecerían indicar una convergencia hacia la sostenibilidad luego del 2025 (el estudio no proyectó más allá, solo hizo notar la tendencia favorable hacia el futuro, hasta 2025, el índice aún estaba en el territorio insostenible, pero en menor medida).
Según datos del indicador de Blanchard, durante el periodo 2005 al 2011 mostraba signos de sostenibilidad en su dinámica. Desde el 2012, en coincidencia con el año en el que la Administración Central pasó de tener superávits a déficit, este comportamiento dinámico pasó a un escenario de insostenibilidad. Para el año 2019 este indicador de ajuste se dispara a más del 2% de déficit, llegando a su pico en el 2020 con un valor de 6,2%, para luego pasar nuevamente a un comportamiento de descenso.