Según un estudio realizado por científicos de la Universidad de California, el cerebro posee algunas zonas responsables de la visión que responden de manera más intensa a los objetos que consideramos de valor.
"¿Es posible que veamos las cosas de manera diferente si al verlas antes hemos recibido alguna recompensa?”. Con el objetivo de responder a ese interrogante, los científicos utilizaron la resonancia magnética para examinar el proceso visual y su funcionamiento, según el valor de las cosas. EFE | Ampliar imagen
John Serences, profesor auxiliar de psicología y director del Laboratorio de Percepción y Conocimiento, manifiesta que desde hace mucho tiempo se sabe que la recompensa influye en las decisiones del ser humano (y de los animales, en general).
Sin embargo, hasta ahora se sabía muy poco respecto de cómo las recompensas afectan los procesos cerebrales, específicamente en lo que se refiere a la visión, indicó.
"¿Es posible que veamos las cosas de manera diferente si al verlas antes hemos recibido alguna recompensa”, preguntó.
Con el objetivo de responder a ese interrogante, los científicos utilizaron la resonancia magnética para examinar el proceso visual y su funcionamiento, según el valor de las cosas.
Para ello, los científicos pidieron que sus voluntarios eligieran entre objetivos que variaban en valor. Por ejemplo, los verdes valían 10 centavos o nada; los rojos, hasta 10 dólares.
Los análisis revelaron que el valor alteraba el funcionamiento neurológico en varias zonas del sistema visual en el cerebro.
“Cuando un objetivo había sido valioso y su selección había tenido una recompensa, el sistema visual lo representaba de manera mucho más marcada”, indicó Serences.
En el otro estudio, científicos de la Universidad de Rochester, determinaron que el cerebro está capacitado para la información que se le suministra y así tomar mejores decisiones de lo que se creía.
Según Daniel Kahneman y Amos Tversky, ganadores del Premio Nobel en 2007 por su investigación en neurología, los seres humanos en raras ocasiones toman decisiones que pudieran llamarse racionales.
Sin embargo, Alex Pouget, profesor de ciencias del conocimiento y del cerebro, afirma en su estudio que, por el contrario, la gente toma decisiones óptimas, pero sobretodo cuando éstas son inconscientes.
Según Pouget, la mayor parte de las investigaciones se habían realizado hasta ahora con las decisiones conscientes, “pero la mayoría de nuestras decisiones no se toman de manera consciente”, manifestó.
Como ejemplo, recordó que una persona no piensa de forma prolongada cuando ve una luz roja y se detiene, o elude un obstáculo peligroso.
“Cuando comenzamos a observar las decisiones que toma el cerebro sin nuestro conocimiento, descubrimos que casi siempre son las correctas y según la información con la que cuenta”, dijo Pouget.
El científico explicó que esa capacidad del cerebro quedó confirmada en una serie de experimentos con voluntarios y la conclusión más importante es que esa virtud acelera nuestra capacidad de emprender una acción.
“Si tuviésemos que esperar hasta estar un 99 por ciento seguros de nuestra decisión, perderíamos mucho tiempo acumulando información innecesaria”, indicó.