Paraguay decidirá en las elecciones generales de abril de 2023 entre “la repetición de la corrupción y el coloniaje cultural” y la posibilidad de una “segunda y definitiva independencia”, señaló en entrevista con EFE el ex canciller nacional y candidato presidencial independiente, Euclides Acevedo, para quien el gobernante Partido Colorado está “definitivamente fracturado”.
Acevedo, un abogado y político que ha ocupado varias carteras del Estado, y su fórmula vicepresidencial, el senador del Frente Guasu, Jorge Querey, ratificaron en las elecciones internas de este domingo su candidatura única por el movimiento Nueva República, a la que se presentan con una experiencia en la función pública “por lo menos no objetable”, según el mismo ex ministro.
“Nosotros podemos hablar de la unidad para el cambio, la unidad para la refundación del Paraguay”, defendió el político, quien durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) estuvo detenido entre diciembre de 1974 y diciembre de 1976.
Fractura colorada
Para Acevedo, su candidatura presidencial es el resultado de “una especie de inclinación natural al suicidio” y de la convicción de que al país “hay que reconstruirlo por completo”.
“Estamos saliendo de una tercera guerra y, siendo la tercera guerra la de la pandemia, obliga a una convocatoria de las fuerzas democráticas”, aseguró con convicción y consideró estar en condiciones de “coagular esas fuerzas”.
Consultado sobre una similitud entre el escenario actual y el de 2008, cuando el triunfo del ahora senador Fernando Lugo rompió con la hegemonía de 61 años de poder del Partido Colorado, Acevedo estimó que la fractura del oficialismo está “en peores condiciones” que la de esa época.
“Lo que sucedió con el presidente Lugo se dio en un momento en que el Partido Colorado estuvo temporalmente dividido, hoy el Partido Colorado está definitivamente fracturado”, subrayó.
Opinó, sin embargo, que Lugo “ganó sin la herramienta política que tenía que sostenerlo, por eso se cayó", en alusión al juicio político que lo desalojó del Ejecutivo en julio de 2012, tras la masacre de Curuguaty, ocurrida en una finca y en la que perdieron la vida 6 policías y 11 campesinos.
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“Nosotros queremos ahora el cambio, el cambio del modelo económico. Aquí no se trata de cambiar de inquilino, por eso nuestra lucha no es contra el Partido Colorado, sino es contra una estructura que está vinculada directamente con el crimen organizado y con los cárteles de corrupción”, agregó.
Y ante la posibilidad del tradicional “abrazo” o reconciliación entre las facciones coloradas en disputas por las internas y de cara a la elección general, Acevedo lo consideró “un símbolo de apetencia por el poder”.
“En este momento, la lucha no es tanto por el poder político, sino esta es una lucha de cárteles; es una lucha por la propiedad de los negocios. Para nosotros, es el Estado en primer lugar, para ellos es el negocio en primer lugar”, sentenció.
“Por un lado, tenemos de vuelta la repetición de la corrupción y el coloniaje cultural y, por otra parte, tenemos la posibilidad de tener nuestra segunda y definitiva independencia. Eso es lo que nos vamos a jugar el 30 de abril: o al Paraguay los salvamos entre todos o no nos salva nadie. El infierno y el paraíso”, advirtió.
En ese contexto, anticipó que, de llegar al poder, se concentrarán en garantizar una seguridad integral, empleo, así como crecimiento económico y salud.
También tendrán como desafíos el crimen organizado, la corrupción y, sobre todo, la lucha contra la impunidad.
“Y decimos con el doctor Querey: ‘Del Palacio (de Gobierno) salimos con una medalla popular o salimos en un ataúd. No hay términos medios”, sentenció.