Los ministros de Economía y Finanzas comunitarios, que dieron luz verde al plan, asumen que la epidemia llevará a la UE a una recesión mucho mayor de la prevista inicialmente y ven necesaria una respuesta rápida para evitar que la debacle se prolongue.
ESTIMACIONES. Según la Comisión Europea, si la crisis sanitaria dura hasta fines de junio o más allá, la contracción de la economía de este año es comparable a la de 2009, el peor ejercicio de la crisis financiera, cuando el PIB cayó un 4,1% en la eurozona y un 4,2% en el conjunto de la UE.
“La severa recesión económica que se espera ahora este año requiere una respuesta política decidida, ambiciosa y coordinada. Tenemos que actuar decisivamente para garantizar que el choque sigue siendo breve y tan limitado como sea posible y no cree un daño permanente a nuestras economías”, dijeron los ministros del área financiera.
La congelación temporal de las normas fiscales “garantizará la necesaria flexibilidad para tomar todas las medidas necesarias” para apoyar al sistema sanitario y la economía, también con “estímulos discrecionales y acción coordinada”, que deberán ser temporales y específicos para hacer frente a la pandemia.
Las reglas de disciplina fiscal europeas, recogidas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, estipulan que el déficit público de los países no debe superar el 3% de su PIB y su deuda, el 60% del PIB.
Cuando exceden estos umbrales, Bruselas pacta con los países una senda de reducción que fija objetivos de corrección anuales y, en caso de incumplirlos, puede sancionarles. Pero, la “cláusula de salvaguarda” permite que, en caso de que exista una recesión económica severa, los estados se desvíen de estas metas de manera temporal.
Con esta medida, incluida en las reglas en 2011, Bruselas lleva al máximo la flexibilidad que contemplan los tratados con el fin de que los gobiernos puedan gastar sin cortapisas frente a la epidemia.
Se trata de un paso extraordinario dado el celo que tradicionalmente muestran algunos países en el cumplimiento a rajatabla de la disciplina fiscal, en particular Alemania y Holanda, y adoptado con una velocidad inusitada, algo que responde al rápido deterioro de las perspectivas económicas.
Durante la reunión, los ministros de la eurozona también “enfatizaron la necesidad de asegurar que los bancos continúen financiando a la economía” y en la necesidad de una “tolerancia” en materia de regulación prudencial, según el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.
3%
de su PIB es el límite de déficit fiscal de los países europeos. Ante la crisis, podrán romper esta norma fiscal.