La intérprete de Casino Royale y Kingdom of Heaven, de 42 años, reclamaba a la productora White Lantern Film cobrar el millón de dólares que estipulaba su contrato, algo a lo que la compañía se negaba al alegar que Green había “socavado” la producción y renunciado a su salario.
Sin embargo, el juez Michael Green, del Tribunal Superior, entendió en su dictamen publicado hoy que la francesa tenía derecho a cobrar lo estipulado, y desestimó el argumento de White Lantern Film y de su prestamista, SMC Speciality Finance.
“Considero que Green no renunció a sus obligaciones bajo el acuerdo artístico ni incurrió en ningún incumplimiento”, señaló el magistrado.
En mensajes privados difundidos a lo largo del proceso, la actriz describía al equipo de rodaje como “campesinos de mierda”, a la producción como una “película B de mierda” y al productor ejecutivo Jake Seal como “puro vómito”, a la vez que “sociópata” y “dictador loco”.
Los abogados de la productora manifestaron que la intérprete había mostrado “un rechazo categórico e inequívoco” a actuar en la producción.
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Pese a ello, el juez consideró que Green no había infringido los términos del contrato para participar en la película A Patriot, que fue abandonada en octubre de 2019.
“Puede haber dicho algunas cosas extremadamente desagradables sobre Seal y su equipo, pero eso nacía de un sentimiento de preocupación genuino de que cualquier película hecha bajo el control de Seal sería de muy baja calidad y no haría justicia a un guion que la apasionaba”, añadió.
En un comunicado tras conocer la decisión, la actriz dijo que “la justicia ha prevalecido”, después de haber “defendido con uñas y dientes la bonita película que yo amaba y por la que firmé".
“El filme hablaba de una causa que me es querida, el cambio climático, y alertaba de las guerras por los recursos que tendrán lugar si no abordamos el problema. Me mantuve firme, y esta vez la justicia ha prevalecido”, consideró.