“Las perspectivas para el comercio regional presentan un balance de riesgos”, dijo Paolo Giordano, economista del Sector de Comercio e Integración y coordinador del estudio. “Dependen en gran medida del desenlace de las tensiones comerciales a nivel global y del mantenimiento de la región en un sendero de expansión económica”.
El retroceso de la región pone fin a una expansión de 27 meses. La caída ocurrió en todas las subregiones, aunque fue especialmente acentuada en Sudamérica, según un nuevo reporte emitido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
ESTIMACIONES. Varios países de los 26 cubiertos por el informe registraron crecimientos positivos en el primer trimestre, aunque únicamente Barbados, Haití y Surinam superaron la tasa de crecimiento lograda en igual periodo del año anterior. El reporte titulado Estimaciones de las Tendencias Comerciales: América Latina y el Caribe se emite dos veces al año.
China fue el destino más dinámico para las ventas externas de la región acumuladas al primer trimestre de 2019.
En contraste, la demanda de importaciones de Estados Unidos se desaceleró marcadamente y las exportaciones de la región llegaron a un virtual estancamiento. Por su parte, los envíos a la Unión Europea entraron en fase de contracción y contribuyeron de manera determinante al deterioro del desempeño comercial. Asimismo, las exportaciones intrarregionales no solo cayeron, sino que se contrajeron en un marco de estancamiento de las importaciones totales, lo que derivó en una marcada erosión de la cuota de mercado intrarregional.
El cambio de tendencia en las exportaciones de América Latina y el Caribe es generalizado en la región, y se da en un contexto de aumento de los riesgos externos e internos.
Por un lado, el debilitamiento de las exportaciones sudamericanas ocurre en un entorno de presiones bajistas en los mercados de varios productos básicos y en coincidencia con el surgimiento de algunos factores restrictivos por el lado de la oferta.