Este martes se cumplieron 20 años del secuestro de María Edith Bordón de Debernardi, el cual representó el inicio de la era del secuestro en Paraguay. El plagio fue perpetrado por miembros del Partido Patria Libre, que posteriormente dio origen al EPP.
Óscar Germán Latorre, entonces fiscal general del Estado, rememoró detalles de la investigación del secuestro que obligó al Ministerio a crear un equipo especial de investigación para este tipo de hechos punibles, hasta el momento poco conocido.
Hasta el 16 de noviembre de 2001, la palabra secuestro no formaba parte de la agenda mediática del país, pero eso cambió drásticamente tras los titulares que hacían referencia a una mujer que fue secuestrada en el Parque Ñu Guazú.
“Recuerdo que cuando se recibió la noticia estábamos en presencia de un hecho punible desconocido y no teníamos la menor idea de las pautas que requería la investigación. Eso nos obligó a reestructurar el equipo de fiscales que inicialmente era uno de Luque”, dijo.
Las tareas investigativas del secuestro de María Edith, quien fue liberada 64 días después, condujeron al Ministerio Público a la conclusión de que había un grupo político que había introducido el sistema del secuestro para obtener dinero y financiar su lucha contra el poder gobernante.
Minimizaron al grupo criminal
Óscar Germán Latorre admitió que la hipótesis de que el secuestro de María Edith Bordón de Debernardi pudo perpetrarse por integrantes de Patria Libre, le parecía una versión difícil de creer, en aquel momento.
“Cuando a mí me habían planteado la hipótesis de que había un grupo político, del que nunca había escuchado (Patria Libre), y que estaría involucrado en un caso de secuestro, sinceramente pensé que era una versión generada desde un servicio de inteligencia, desde donde suelen construir versiones fantásticas”, reconoció.
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El ex titular del Ministerio Público comentó que recién cuando llegaron algunos informes desde Colombia y se tuvo acceso a correos entre Juan Arrom y referentes de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC), pudo ir asimilando la situación
En el mismo sentido, Latorre recordó que cuando la líder del EPP, Carmen Villalba, cayó en Sanguina Cué, San Pedro, en julio del 2003, se tuvo acceso al manual del secuestro y a los primeros datos sobre la estructura del brazo armado de Patria Libre.
“Solo ahí comprendimos de que no se trataba de un secuestro nada más, que había toda una estructura organizada y estaba varios pasos por delante de nosotros, que eran ellos quienes nos estaban haciendo el seguimiento cuando nosotros estábamos aprendiendo sobre el tema”, reconoció.
María Edith pudo reconocer a Carmen Villalba y Alcides Oviedo, cabezas del EPP, como algunas de las personas que tuvieron participación activa durante su secuestro.
La necedad permitió el crecimiento del EPP
Óscar German Latorre aseguró que el EPP es un grupo que fue entrenado y capacitado en Colombia, así como colombianos integrantes de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) se instalaron en el país para brindar instrucciones.
“Estamos hablando de un grupo que se construyó, creció y permaneció un poco por su propia fuerza, por el financiamiento externo, que lo tuvieron desde siempre para la guerra con un sistema para imponer la revolución, pero cuando cayó, la financiación se sustituyó por el terrorismo y el narcotráfico”, expresó.
Por otro lado, el ex fiscal general reconoció que el grupo armado creció a pasos agigantados ante la mirada de las autoridades, que aún estaban aprendiendo sobre este tipo de hechos punibles.
“Lógicamente que (el EPP) creció por nuestra propia necedad como autoridades al no saber comprender la gravedad de lo que se estaba gestando. No hemos sabido escuchar las advertencias que venían desde Colombia sobre lo que se venía”, reconoció.
Sobre los vínculos entre el EPP y grupos políticos, Latorre aseguró que en el país se quiso instalar la misma fórmula de la FARC, de llegar al poder por las armas, y que la idea fue acompañada por la empatía de grupos de izquierda.
“Yo no digo que sean secuestradores, pero tienen una empatía absolutamente descomunal con ellos, que los convierten casi en cómplices”, afirmó. Aseguró que el Ministerio Público cuenta con muchos documentos que pueden denotar ese lado de la historia.
Nicanor restó importancia a las advertencias
Latorre mencionó que tras la decodificación de los documentos incautados de la computadora de Carmen Villalba se pudo dimensionar la magnitud del grupo criminal, por lo que decidieron, junto al ex ministro del Interior Carlos Podestá, entregar un informe al otrora presidente de la República, Nicanor Duarte Frutos.
“Recuerdo que cuando expuse esto al entonces ministro del Interior fuimos a hablar con el presidente de la República (Nicanor) y él nos dijo que era algo que se bajó de internet, que no le daba mayor crédito y que posiblemente era una maniobra de la política de Estados Unidos (contra la izquierda)”, dijo.
A pesar de la situación, Óscar Germán Latorre cree que Nicanor solo no comprendía la magnitud de lo que se estaba originando.
“Yo creo que él se sorprendió y, obviamente, cualquiera que no haya seguido el curso detallado de la investigación podría decir lo mismo. Creo que, posteriormente, Nicanor comprendió que esto realmente era mucho más grave de lo que se imaginó y cuando se produjo el secuestro de Cecilia Cubas, la Fiscalía tuvo un acompañamiento cercano de su gobierno”, refirió.
Tras el secuestro de María Edith, en el 2004, fue secuestrada y asesinada por el mismo grupo criminal Cecilia Cubas, hija de Raúl Cubas Grau, ex presidente de la República; poco tiempo después, aparece por primera vez el nombre del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Con el correr de los años, el EPP realizó varios atentados, asesinatos y secuestros con alto impacto político. De esta misma agrupación se desprenden otros grupos armados, como la Agrupación Campesina Armada y el Ejército del Mariscal López.