Un Beechcraft de doble turbohélice de la agencia antidrogas estadounidense despegó desde una base de la Fuerza Aérea Hondureña a las 14:27 locales (20:27 GMT) con Hernández a bordo, esposado y custodiado. El ex mandatario vestía una casaca azul y jeans.
En medio de un fuerte despliegue de seguridad, Hernández dejó la prisión que ocupaba desde mediados de febrero, el cuartel de las Fuerzas Especiales de la Policía, conocida como Los Cobras, en el este de Tegucigalpa. Fue trasladado en helicóptero hasta una base aérea de la Fuerza Aérea Hondureña en Toncontin, sur de la capital.
Al descender estuvo flanqueado por el ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, y un grupo de mandos policiales. En un edificio de la base aérea aguardó la llegada del avión de la DEA que luego lo llevó rumbo a Estados Unidos.
“Soy inocente y estoy siendo sometido a un proceso de manera injusta...(...) la injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en cualquier parte”, afirmó el ex gobernante de 53 años, en un video difundido el jueves por la prensa local.
“Saben que trabajé incansablemente con el propósito de recuperar la paz de Honduras, dimos nuestro máximo esfuerzo por nuestra nación y es lamentable que aquellos que convirtieron a Honduras en uno de los países más violentos en la faz de la tierra, esos villanos, ahora quieren ser héroes”, añadió.
Su esposa, Ana García, dijo creer en su inocencia. “Mi amor (...) Estamos convencidos que volverás, claro que volverás porque eres inocente”, escribió en Twitter.
Nueva York. Alguna vez aliado de Washington, Hernández es requerido por fiscales estadounidenses porque “participó en una conspiración violenta de narcotráfico para recibir cargamentos de múltiples toneladas de cocaína” entre 2004 y 2022.
Mediante la conspiración se transportaron “aproximadamente 500.000 kilogramos de cocaína a través de Honduras con destino a Estados Unidos”, según su inculpación.
La extradición, aprobada inicialmente por un juez, fue ratificada a fines de marzo por los 15 magistrados del pleno de la Corte Suprema de Justicia, todos ellos nombrados durante el primer gobierno de Hernández.
En un comunicado, la familia del ex presidente anunció que contrataron en Nueva York a los abogados Raymond Colón y Daniel Pérez para que asuman su caso y sean en adelante los portavoces del proceso.
La familia de Hernández reiteró la “inocencia” del ex presidente y lo consideró “víctima de la venganza de los narcotraficantes que él mismo extraditó o que obligó a huir a Estados Unidos”.
SUPUESTA VENGANZA. Según ha argumentado el ex presidente, capos del narcotráfico que su gobierno ayudó a extraditar buscan acuerdos con la fiscalía estadounidense para reducir sus penas, “y en base a mentiras” acusan al ex presidente “de cometer actos reñidos con la ley de ese país”.
Durante su gestión, el ex gobernante mostró con orgullo los elogios de Washington por su labor en la incautación de drogas.
Incluso en 2017, cuando logró ser elegido para un segundo mandato en medio de acusaciones de fraude por parte de la oposición y enfrentamientos ciudadanos que dejaron una treintena de muertos, Estados Unidos fue uno de los primeros gobiernos en saludar su triunfo.
Hernández dejó el poder el 27 de enero de 2022. Días después el Departamento de Estado anunció su inclusión en una lista de personajes corruptos, para luego pedir su extradición.
Juan Orlando Hernández fue arrestado el 15 de febrero, a solicitud de Estados Unidos.
Un narco-Estado
El hermano de Juan Orlando Hernández, Su hermano, el ex diputado Juan Antonio Hernández, fue condenado a cadena perpetua en marzo del 2021, acusado de enviar a Estados Unidos 140.000 kilos de cocaína de 2004 a 2016, incluso ladrillos con la marca de sus iniciales, “TH”. En el juicio, los fiscales federales señalaron que Tony operaba con su hermano e instituciones del gobierno, y que Honduras era un “narco-Estado”. Otro ex funcionario que aguarda extradición es el ex jefe de la Policía Nacional Juan Carlos Bonilla, acusado de “supervisar” las operaciones de narcotráfico del ex presidente. “Tres cadenas perpetuas podrían llegar a constituirme en un muerto en vida”, ha dicho Hernández, previendo las duras condenas que quizás le esperen por los tres delitos de narcotráfico y porte de armas de los que es acusado.