Cientos de platos de jopara se sirvieron este viernes en la Plaza Juan E. O’leary, donde se realizó el 5º Festival Nacional del Jopara. Además del riquísimo plato, también se disfrutó de un festival artístico.
El promotor cultural Clemente Cáceres mencionó que en su puesto se prepararon 500 platos y que el puesto de al lado preparó una cantidad similar. El menú tuvo un costo de G. 10.000.
Cáceres agregó que no todos los platos fueron vendidos debido a que, por motivos de la lluvia, se tuvo que cambiar de locación, además de que los últimos incidentes en el microcentro de Asunción también les afectó.
No obstante, consideró el evento todo un éxito y los comensales disfrutaron de las variedades del manjar paraguayo que se impone cada 1 de octubre a un precio muy accesible.
En este 5º Festival Nacional del Jopara (el año pasado fue suspendido debido a la pandemia) también se homenajeó el Día Internacional del Adulto Mayor, con la participación del Ballet de Adultos Mayores CAMA, Elencos Folclóricos Municipales de Asunción, Grupo Folclórico Remembranzas, Grupo Folclórico Kuarahy Mimbi.
El infalible jopara para espantar la miseria
El jopara es uno de los platos típicos que fue pasando por diferentes transformaciones con el correr del tiempo, tanto como la forma de comer y de preparar variedades de este manjar, entre ellas se cita el jopara kesu, kure jopara, jopara so’o, jopara jopara, jopara norteño, jopara peky y jopara sesina piru.
El chef Vidal Domínguez mencionó que el guisado de legumbre era ya consumido por los carios en la era precolombina y que posteriormente con el mestizaje con los españoles se agregó al menú el queso.
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El plato se volvió en todo un ritual del Karai Octubre con la llegada de los jesuitas, con la intención de que los nativos estén preparados en los meses de escasez.
La tradición señala que en las zonas rurales, octubre es un mes temido y considerado un periodo de vacas flacas, con pasturas que aún no se recuperan tras el invierno y cultivos que todavía no se cosechan porque están en etapa de crecimiento, lo que convierte a octubre en un mes de supervivencia e incierto.
La cultura popular retrata a la miseria como un viejo de sombrero raído, ropas rotosas y descalzo que, con una bolsa vacía al hombro, intenta entrar a las viviendas de los agricultores, por lo que el plato de poroto y el locro ahuyenta y cierra las puertas al Karai Octubre.