Al tiempo de mencionar que la matriz energética demuestra poco desarrollo industrial, especificó que actualmente en el país está el consumo de energía proveniente de la biomasa y que no representa algo sustentable, ya que se evidencia en gran medida la destrucción de bosques.
No obstante, según consignó, desde 2023 los derivados de petróleo son los prioritarios y superaron a la biomasa, pero proceden de materia 100% importada, contaminante y con precios determinados por el costo de extracción, que cada vez son mayores, y cuyos precios no son controlados por la distribución local. En tanto que la energía hidroeléctrica, renovable, moderna y de altísima calidad, es la menos utilizada, aunque en los últimos años su uso aumentó de modo preocupante, no para la industrialización, sino para alimentar la criptominería, “que no genera empleo ni desarrollo, porque es mero extractivismo”.
Tampoco a mediano plazo se visualiza una mejora en estas condiciones, según sostuvo Canese, quien no avizora en un corto tiempo el reemplazo de las fuentes obsoletas por energía eléctrica para el transporte masivo o de cargas. “Se nos acaba el bono eléctrico más rápido de lo que pensábamos. La ANDE está atrasada con sus inversiones para mejorar la calidad de la distribución. El incremento de consumo en 2024 se elevó a 18,4%, cuando los cálculos de la empresa de electricidad eran que solo sería de 5% anual.