Como todos los países latinoamericanos, dice, Paraguay tiene que estar muy atento a la existencia de este problema. Resaltó que si las instituciones democráticas funcionan debidamente, el nivel de corrupción tiende a ser mucho menor, pero esta no es la realidad en la región.
Más aún, considerando que dentro del crimen organizado el narcotráfico “es una fuente ilimitada de recursos económicos”, por lo que uno tiene que tomar mucho cuidado con la infiltración de este dinero en política, “por el peligro que representa para nuestras democracias”.
Resalta que la gente que opera en el narcotráfico no pone su dinero simplemente por apoyar una fuerza política, “sino más bien para ganar impunidad desde el Estado, tener brazos políticos que puedan fomentara el negocio ilícito”.
En su opinión, no hay como justificar la participación del dinero narco en la política, tanto en Brasil como en ningún país de América Latina. “Desafortunadamente ningún país está protegido de este mal”, expresa, y ante un problema tan complejo como es la narcofinanciación de la política, específicamente, no hay una sola solución.
Aunque existen leyes que fomentan la transparencia de datos de la financiación política, sin embargo, considera que aún hay mucho que hacer, porque las instituciones no pueden actuar solas.
“Desde la sociedad civil, desde la ciudadanía, tenemos que colaborar con las instituciones no permitiendo que ningún delincuente, ningún narcotraficante, participe de la política, sea de manera directa o de manera indirecta porque esta relación dinero y política ya es demasiado compleja, imagínese si todavía hay el dinero sucio, el dinero del narcotráfico en esta dinámica”, reflexiona.
Para ella es de suma relevancia que la sociedad civil organizada tome conciencia de que tiene un rol muy importante que desempeñar ante este peligro, y decir no a candidatos y candidatas financiados por el narcotráfico. No a la dinámica del dinero del narcotráfico en las campañas; y no a la cultura narco que desafortunadamente nos afecta como sociedad.
“No podemos permitir la glamorización de la cultura narco, o que el rápido lucro que puede venir desde la delincuencia narco nos contamine y contamine nuestras democracias”, advierte.
Santano cita como fomentadores de la relación narco con la política la existencia de territorios donde falta legitimidad del Estado; donde hay una ausencia de ciudadanía; la pobreza y desigualdad; la debilidad democrática; la dependencia del dinero narco, y en el sistema electoral, el sistema electoral (lista abierta, cerrada), el monopolio de presentación de candidatos por los partidos, entre otros.
Dice que por parte de los narcos no hay una preferencia específica por tipo de elección. “Tanto las elecciones presidenciales como las locales son interesantes en términos de cooptación estatal”, subraya.
Considera que lo que se ha revelado más eficaz en contra de este problema es la transparencia de la financiación política y la aplicación de sanciones. “Si las instituciones democráticas funcionan debidamente, el nivel de corrupción tiende a ser mucho menor”, expresa.