Aunque la familia estaba esperanzada de poder encontrar un donante de corazón para Jimena, que estaba internada en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, la niña no soportó y falleció el sábado.
Padecía de una miocardiopatía dilatada severa y solo un trasplante la podía salvar.
La pequeña empezó su tratamiento en el Hospital de Itauguá, pero hace unos 5 meses fue derivada al hospital especializado, donde le conectaron al dispositivo Berlin Heart, más conocido como corazón artificial, informó Telefuturo.
De esta manera ingresó a la lista de espera, pero el donante nunca llegó y Jimena falleció a mitad de las fiestas de fin de año.
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Por otro lado, en vísperas de Navidad, un donante de órganos movilizó a un numeroso equipo médico, así como a las fueras policiales y militares para el traslado del corazón desde el sur del país hasta el Hospital San Jorge, en Asunción.
En esa ocasión tuvo una nueva oportunidad un joven de 21 años que desde muy niño seguía sus tratamientos hasta que su organismo ya no aguantó y necesitaba de un trasplante.
Aunque la Ley Anita establece que las personas se convierten en donantes automáticamente al momento de su fallecimiento –si reúne las condiciones para el procedimiento–, la decisión final depende de sus familiares.
En ese sentido, el sistema de salud pública llama a la concienciación de la ciudadanía sobre la donación de órganos.