El oso falleció en la capital taiwanesa, pese a los esfuerzos de los veterinarios de ambos lados del Estrecho de Taiwán para tratar de salvarlo, informó la agencia estatal china Xinhua.
La grave enfermedad del panda gigante había logrado que China y Taiwán aunaran esfuerzos para tratar de curar al animal que fue un día símbolo del acercamiento entre las dos partes.
El animal tenía 18 años y había sobrepasado la esperanza de vida de un panda en libertad (de 15 a 20 años), aunque los criados en cautividad pueden llegar a los 30.
Era uno de los dos ejemplares —un macho y una hembra— que el entonces presidente chino Hu Jintao regaló a Taiwán en 2005 durante un breve deshielo propiciado por la visita a Pekín del entonces presidente del Kuomintang, Lien Chan, por aquellos tiempos líder de la oposición en la isla autogobernada.
Los osos, sin embargo, no llegaron a Taipéi hasta 2008 involuntariamente envueltos en una polémica entre burocrática y política, ya que el Gobierno taiwanés rehusó recibirlos porque China los mandaba como “transferencia doméstica entre zoológicos”, lo que implicaba que Taiwán formaba parte del gigante asiático.
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El asunto se solucionó empleando en los papeles unos asépticos “Taipéi, Taiwán” y “Chengdu, Sichuan” como lugares de destino y origen del envío, sin más detalles, y los pandas llegaron a buen puerto e incluso tuvieron descendencia en 2013 y 2020, dos oseznos llamados Yuan Zai y Yuan Bao.
A pesar de que las tensiones entre Pekín y Taipéi se exacerbaron desde agosto por una controvertida visita a Taiwán de la líder del Legislativo de Estados Unidos, Nancy Pelosi, las partes dejaron de lado el diferendo y se pusieron manos a la obra para ayudar a Tuan Tuan.
El pasado octubre, el zoológico de Taipéi anunció que el panda pasaría a cuidados paliativos y menos de una semana después llegaban a Taipéi dos expertos del Centro de Conservación e Investigación del Panda Gigante de Sichuan para trabajar codo con codo con sus colegas taiwaneses.
Los veterinarios que viajaron para tratar a Tuan Tuan aprovecharon también para ver a los otros tres miembros de la familia y felicitaron al zoo taiwanés por su buen estado. También prometieron que volverán siempre que los pandas les necesiten.
Este simbólico acercamiento entre las dos orillas del Estrecho de Formosa se produjo precisamente en el año en que se cumplen 50 años del establecimiento de la “diplomacia de los pandas” por parte de China.