Procedente de una familia de alfareros de la ciudad de Itá, aprendió el oficio desde pequeña. La artista reveló –en una oportunidad– que creó la gallinita de la suerte tras hacerle un pedido a la Virgen de Caacupé para que no le falte pan a su familia. En vida, la artista moldeó diversas figuras, como jarras, cántaros, platos, entre otras.
Con el tiempo, la pieza de la gallinita de la suerte se volvió un ícono de la artesanía paraguaya, a tal punto que artesanos de diversas localidades continúan hasta hoy reproduciendo esta obra de gran aceptación por parte del público. “La famosa gallinita de la suerte y del amor representó al Paraguay en ferias internacionales durante muchos años”, señaló Ysanne Gayet, gestora cultural.
“Tengo unos reyes magos –en forma de veleros– que me hizo cinco años atrás. Su pesebre era particular, con figuras flaquitas”, cita Gayet. Rojas pertenece a la generación de alfareras integrada por Gregoria Benítez y la recientemente fallecida Rosa Brítez. “Con Rojas, se van dos grandes alfareras de Itá”, dice Gayet.