El aumento de demanda generado por el último fin de semana largo (12 al 16 de octubre) y el miedo a una eventual devaluación tras las elecciones del 22 de octubre, que finalmente no se concretó, provocaron una escasez de combustible que llevó al Ejecutivo, por un lado, a importar varios barcos para garantizar el suministro y, por otro, a dar un ultimátum a las compañías.
Argentina decidió la importación de diez barcos con combustibles el pasado viernes, de los que dos se concretaron este sábado para, según explicó la Secretaría de Energía, paliar la escasez del hidrocarburo.
Según la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina, en ese momento se inició “la fase logística de su correspondiente distribución”, por lo que se espera que la “situación tenderá a solucionarse en los próximos días”.
Por su parte, el ministro de Economía y candidato oficialista a la Presidencia, Sergio Massa, lanzó un ultimátum a las compañías: “Si el martes a las 12 de la noche no está resuelto el abastecimiento, desde el miércoles no van a poder sacar un solo barco de exportación. El petróleo es primero para los argentinos”.
En apoyo a este ultimátum, el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, convocó a un paro para mañana porque, argumentan, las compañías “están incumpliendo la Ley 17.319 que propugna el autoabastecimiento y permite exportar los saldos con importantes beneficios”.
En el ambiente preelectoral con vistas a la segunda vuelta que enfrentará el 19 de noviembre a Massa con el ultraliberal Javier Milei, la oposición se mostró muy crítica con la situación y no faltaron mensajes y videos en redes sociales denunciando la escasez de combustible.
Tanto el aspirante libertario como la ex candidata de Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich, ahora aliada suya con vistas al balotaje, publicaron en sus cuentas de X (antes Twitter) mensajes en los que se veían filas de ciudadanos esperando para repostar.
ACUERDO VENCIDO. El lunes venció el acuerdo cerrado entre el titular del Palacio de Hacienda y las petroleras, anunciado el 17 de agosto, tras las elecciones primarias (13 de agosto), para que el aumento del 12,5 % impuesto en ese momento en los combustibles por las compañías fuera el único hasta después de las generales (22 de octubre).
Las petroleras recordaron que Argentina tiene “un parque refinador que alcanza para producir más del 80 % de la demanda doméstica de naftas y diésel” y el resto “se importa, en mayor o menor medida, al ritmo de la actividad agrícola”. Las estaciones de servicio de múltiples zonas de Argentina no pueden atender el aumento de la demanda, debido a la distorsión de precios locales -el Gobierno permite aumentos por debajo de la inflación y la devaluación de la moneda-, la falta de divisas para importar el líquido faltante y la exportación hormiga a los residentes de los países limítrofes.