05 feb. 2025

Falta una conducción que planifique y oriente la economía del país

El Paraguay vivió en el 2006 otro año de estancamiento económico, aunque la cifra de crecimiento económico del 4% fue un consuelo para la propaganda oficial. Pero ese aumento no basta, porque no reparte riqueza. Aún estamos lejos de la tan ansiada reactivación, que parece un espejismo inalcanzable por ahora.

Los pronósticos para el año que se inició no son mejores y todo indica que el país seguirá estancado, lo que en términos prácticos significa continuar siendo pobre, alejado del objetivo de desarrollo y pleno empleo que pretende como mínimo cualquier comunidad humana organizada.
Esto debe servir de toque de atención para el Gobierno, que tiene que corregir los errores cometidos e impulsar al sector privado a arremeter con las inversiones que se necesitan para crecer en cantidad y calidad. Uno de los errores que tiene que corregir es la descoordinación económica.
Son muy visibles el desconcierto y el desorden en que actúan los organismos del Estado. Cada uno activa con criterio de parte sin que nadie se ocupe de la visión de conjunto que corresponde a la globalidad del país.
No hay una política económica clara, un rumbo bien establecido en el andar del país. No existe una entidad que elabore esa agenda común, que la ponga en práctica a través de los otros organismos y vigile la ejecución de los planes concebidos.
Por eso, cada tanto se crean nuevas instituciones estatales que muchas veces duplican la función de otras ya existentes. Cada ministerio tiene su propio rosario de reparticiones, que al final solo aumentan el aparato público sin que mejoren los resultados. Es el momento de abandonar la conducta errática de andar sin un norte fijo con desperdicio de recursos y tiempo.
Es hora, entonces, de que nuestro país cree un Ministerio de Economía (sin que represente nuevas cargas al erario, a conformar con funcionarios ya existentes y estructura edilicia), que se encargue de pensar, planificar y conducir la actividad económica del Paraguay con una sola cabeza, en una sola dirección.
Este organismo puede ser incluso un superministerio que haga lo que hoy día no lo pueden realizar ni Hacienda, ni Industria y Comercio, ni Obras Públicas, ni Agricultura, y mucho menos la Secretaría Técnica de Planificación, que se encuentra cada uno de ellos ocupado en sus propias parcelas de la realidad y nada más.
En la actualidad se busca paliar esa deficiencia con el Equipo Económico, pero de hecho ese grupo existe solo las veces que se reúnen sus miembros, que al término de cada sesión se meten de lleno otra vez en sus asuntos particulares.
Hay que tener un organismo rector de la economía del país, que solo puede ser un Ministerio de Economía, que se ocupe todo el tiempo de la conducción general, y que sea capaz de dar directivas a las secretarías de Agricultura, de Obras Públicas, de Industria y Comercio, etc., para rectificar rumbos y encarar hacia la ruta elegida.
El presidente de la República es la máxima autoridad constituida del país, pero está en tantas cosas y no cuenta con tiempo ni competencia para situarse al frente del timón económico. Tiene que ser un Ministerio de Economía el encargado de esa tarea, como ocurre en todos los países organizados y modernos.