Posiblemente, todos estamos de acuerdo con que al transporte público, de pies a cabeza, le falta una reforma. Tal vez, con lo que no se vaya a coincidir es que al pasajero también le falta cambiar de chip.
A propósito de la amenaza de paro de buses de Cetrapam que mantuvo en vilo a la ciudadanía el fin de semana... Cuando empezó el año 2000 ya existían las quejas sobre las pésimas condiciones del transporte público. Veinte años después y más, el pasajero se sigue quejando de lo mismo, pero de boca para afuera.
No le importa o normaliza tener que perder a diario por lo menos cuatro horas de su tiempo, solamente, viajando en el bus. Son horas desperdiciadas para el ocio, estar en casa o ir a salir a divertirse. Son horas desperdiciadas para cualquier actividad que a uno le permita aprovechar mejor su tiempo.
Horas desperdiciadas que además son desgastantes, que le absorben la vida a uno.
Desde que arranca el día, el transporte público consume energía, por ejemplo, cuando pasa el colectivo y de nuevo hay que esperar otro por 40 minutos.
Lo mismo se siente si no para porque está repleto. Es imposible estar así fresco y descansado para iniciar la jornada. ¿Qué sería del regreso?
Lo ideal es que haya más buses para que el viaje sea más digno y no un suplicio.
No obstante, las reguladas se han vuelto en el pan de cada día.
Hablando de fresco... El aire acondicionado que el chofer no baja de 20°C o lo deja en modo ventilador, es lo peor que se puede soportar si el ambiente en la calle ronda los 50 grados –sin exagerar–.
Es por esto que hay personas que prefieren sacrificar su economía para comprarse su propio medio de transporte, ya sea un automóvil, una motocicleta y en escasas ocasiones, incluso, una bicicleta; y esto de nuevo desemboca en otro problema: el colapso del tránsito.
Sumado a esto, hay choferes que circulan a altas velocidades, que hacen frenadas bruscas y las famosas “carreras” en disputa del itinerario con otro compañero, que ponen en peligro la vida.
¿Quién controla y castiga por estas atrocidades de las firmas que explotan las diferentes líneas del transporte público?
Nadie nunca hizo ni hace nada. No lo hizo Setama en su tiempo y tampoco ahora el Viceministerio del Transporte.
Esto no se puede seguir concibiendo como una situación nada más “habitual”.
Un grupo nuevo, que se denomina Organización de Pasajeros del Área Metropolitana de Asunción, que es Opama, está realizando esfuerzos en reclamo del deplorable servicio del transporte público, que afecta a más de 200.000 personas a diario, que aún no son suficientes.
Pero, se puede hacer más. La ciudadanía debe cambiar de chip y exigir que lo que el Viceministerio de Transporte dispone, porque los empresarios son pasibles de millonarias multas si los choferes no cumplen con su frecuencia, conducen inadecuadamente poniendo en riesgo la vida de pasajeros, no se detienen en paradas señalizadas y/o circulan con el aire acondicionado apagado, entre otros.
La exposición al peligro en buses de corta, media y larga distancia regulados por Dinatrán, incluso pueden derivar en una causa penal.