Liliana Urbieta, una de las hijas del ganadero secuestrado Félix Urbieta, representó a la familia durante una conferencia de prensa, donde recordaron a su padre que cumple este martes 73 años, un cumpleaños más lejos de su familia.
“Hoy es el cumpleaños de nuestro papá y nos duele en el alma no poder abrazarlo, felicitarlo, celebrar con él o al menos llevarle flores en su lugar de descanso. Es una angustia que nos atormenta desde hace más de seis años”, prosiguió.
La hija menor de Félix Urbieta imploró piedad a los captores de su padre y pidió alguna señal para saber si el ganadero sigue vivo. La falta de noticias es un tormento terrible para la familia, informó el periodista de Última Hora Justiniano Riveros.
“Me dirijo implorando humanidad. El tormento para nuestra familia no cesa y cada día despertamos con el vacío que ustedes nos dejaron. Solo pedimos piedad, que nos hagan saber si sigue vivo o si ya no está en este mundo. Solo hágannos saber, no pedimos nada más”, suplicó.
Liliana señaló que en estos momentos la familia no tiene “deseo de Justicia o venganza”, solo piden saber algo de su padre. Calificaron de cruel el silencio del Ejército del Mariscal López (EML), que un 12 de octubre del 2016 se llevó a la fuerza a Félix Urbieta.
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“Ante tan cruel silencio que nos deja en un estado de muerte viviente para nuestra familia, no entendemos del por qué. Estamos abiertos, rogamos saber información de papá”, prosiguió e indicó que dejaron canales abiertos de comunicación para tener noticias.
“Pedimos tengan en consideración, darle una salida a esta situación entre esta familia y ustedes. Como familia no descansaremos, seguiremos en esta vigilia de seis años, seguiremos tocando la puerta del Ejército del Mariscal López, seguiremos buscando”, finalizó.
El secuestro
Integrantes del EML llegaron hasta la estancia Dos Hermanas, ubicada en Belén, en Concepción, y llevaron a la fuerza al ganadero.
La primera prueba de vida se dio 15 días después del plagio y siguieron apareciendo solo hasta febrero del 2017. En total, el grupo criminal había enviado a los familiares siete cartas y cinco videos como pruebas de que él seguía vivo.
Las hijas habían explicado que la familia había acordado con los captores el pago del dinero exigido por rescate, pero una de las personas que les había prometido colaborar con el dinero no les cumplió, por lo que no se pudo realizar en la fecha y hora acordadas.