El velatorio y las cuatro misas permitieron a los asistentes no solo despedirse del sacerdote, sino también celebrar su vida dedicada al servicio de los más vulnerables.
Durante las ceremonias, se compartieron anécdotas y testimonios que resaltaron la influencia de Trento en la vida de quienes lo conocieron, destacó el padre Patricio Hacin, actual párroco de San Rafael, destacó el legado del padre Aldo.
‘‘Solo un hombre arraigado en la fe y enamorado de Jesús puede construir obras tan significativas como las que él dejó. Nos enseñó a vivir la fe en lo cotidiano, a relacionarla con las personas, la historia, la política e incluso con los pequeños detalles del día a día’’, afirmó.
Hacin destacó el impacto que el padre Aldo logró al trascender fronteras con su obra, siendo un ejemplo internacional, ‘‘atrayendo voluntarios y periodistas de todo el mundo. Es un privilegio para Paraguay contar con el legado de la Fundación San Rafael, pero también una gran responsabilidad para todos los paraguayos, porque el cuidado de los más necesitados no recae solo en el Estado o en las oenegés, sino en cada uno de nosotros como seres humanos’’.
El padre Aldo Trento (1947-2025) fue un sacerdote italiano que hace 35 años arribó a Paraguay para misionar y se quedó. Falleció el pasado viernes y entre sus numerosas obras se destacan ser fundador de la Clínica Divina Providencia y la Fundación San Rafael. Será recordado como pionero en cuidados paliativos y defensor de los más vulnerables, según lo resaltan sus amigos y miembros de la comunidad de la que fue párroco y desde donde pudo impulsar su labor humanitaria.