Atilio era un joven emprendedor y sacrificado. Vendía mandioca y miel de abeja para solventar sus estudios de ingeniería agronómica en la Universidad Católica, según el relato se su tío Isidro durante el programa La Lupa, de Telefuturo.
Todo iba bien hasta esa fatídica noche en la que sin razón alguna, un policía ebrio, agresivo y con arma en mano, truncó sus sueños y proyectos con una bala la cabeza. Este agente se llama Ramón Bernal Gamarra, quien se entregó el pasado viernes y se encuentra en el penal de Tacumbú.
Con un dolor indescriptible, luego del shock, los familiares de Atilio piden un castigo ejemplar para su asesino, y siguen sin encontrar explicación al hecho.
“No tenemos palabras para describir esta profunda pena. Solo nos resta pedir justicia y la pena máxima para el asesino de mi hermano”, señaló con voz resquebrajada Sonia, su hermana mayor.
La misma comentó que se enteró del asesinato a través de una llamada telefónica, pero que inicialmente le habían dicho que Atilio se encontraba grave en el hospital.
“Al principio tampoco me contaron que mi sobrino estaba muerto, y lo primero que pensé fue: ¿Cómo le cuento a su padre lo que le ocurrió?”, dijo por su parte su tío Isidro Recalde.
A propósito, Sonia comentó que su padre y su madre aún no se recuperan de lo que sucedió. “Sentimentalmente están destrozados”, comentó.
Asimismo, la misma agradeció la presión ciudadana y el apoyo de los medios de comunicación para esclarecer lo ocurrido, ya que, según ella, los policías tramaron ocultar el hecho e incluso pensaron en inculpar a su hermano, diciendo que fue él quien provocó al suboficial.
Enrique Villagra, abogado querellante, manifestó que incorporarán a la denuncia el video que corrió fuertemente a través de las redes sociales, en el que se muestra el momento exacto del disparo.
“Que este asesino criminal tenga la condena que se merece. 30 años de prisión, más medidas de seguridad”, remató el letrado.