Era la primera vez que Juan y sus hijos llegaban desde San Lorenzo hasta el espacio que fue habilitado para todo el público hace una semana.
“Llegamos hasta acá para venir a encontrar un espacio para las criaturas y que puedan disfrutar del paisaje. La verdad que el lugar tiene muy buenas dimensiones y muy buenos diseños para recorrerlo”.
Sotelo fue una de las tantas personas que llegaron hasta la Costanera durante la tarde del fin de semana. Algunas de ellas por primera vez. Otras, volvían luego de la inauguración a conocer el lugar.
Varias de las personas que dieron su parecer sobre el sitio, coincidieron en un aspecto: En esta ocasión, a diferencia de los tramos que abarca la Costanera José Asunción Flores presenta un aspecto fundamental. La nueva tiene un diseño que no solo piensa en ser una vía de desplazamiento de vehículos.
“Esta si parece que pensaron para que la gente pueda venir a estar”, dijo Cynthia Aguëro, quien también llegó desde San Lorenzo y decidió ir hasta el lugar.
Destacó el amplio espacio peatonal para caminar, trotar, andar en bicicleta y también para el esparcimiento de niños de distintas edades.
Tal como ocurrió y sigue ocurriendo con la primera etapa de la Costanera, en la zona del Palacio de Gobierno, la ciudadanía va a ocupar el espacio ante los pocos lugares que existen en la capital para el esparcimiento.
Otra diferencia con los otros tramos es que esta ya cuenta con baños públicos para su uso, además de lugares que serán destinados a los locales gastronómicos.
También existen más lugares para estacionar los vehículos y han sido respetados por los automovilistas.
Observaciones. Sin embargo, no todo es perfecto. En el recorrido realizado por el equipo de ÚH, no ha podido ver, al menos a simple vista, cámaras de seguridad.
También debería haber carteles de advertencia para que no sean traspasadas las vallas que dividen a la peatonal de la orilla del río. Sobre todo considerando la proximidad de la temporada veraniega.
Algunas personas indicaron también el olor que llegaba desde el vertedero de Cateura, que por momentos incomodaba estar en el sitio.
Más allá de estos, el tiempo dirá cómo será potenciado y cuidado por la gente y las autoridades.
Mientras, el lugar invita a darse una vuelta, sintiendo en el rostro la brisa fresca que invita a apreciar el atardecer y perder la vista en el viejo río, en el paisaje verde de la otra orilla y las aves, olvidándose del ajetreo de la vida diaria por unos instantes.