“Realmente en estos últimos días se ha intensificado un poco nuestro trabajo por la llegada de pueblos originarios a nuestra ciudad. Como se ve, las ciudades tampoco llegaron. Muchas comunidades de Caaguazú y de otros lados que están acá trayendo sus niños y están pidiendo en los puntos semafóricos dinero”, suscribió María Graciela Sánchez, directora de la Consejería de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Codeni) de la Comuna.
La percepción de un mayor movimiento económico en la ciudad en esta temporada de fiesta por Navidad y Año Nuevo actúa como un incentivo. “Ellos creen que en esta época hay mucho más movimiento de gente, que eventualmente podrían beneficiarlos con el tema de las monedas que se les da o de repente alguna otra asistencia”, afirmó.
A esto se suma la búsqueda de nuevas oportunidades que no encuentran en sus comunidades de origen. Muchas familias emigran a la ciudad debido a la falta de acceso a alimentos, la carencia de vivienda adecuada y el incumplimiento de promesas por parte de los líderes locales y las autoridades gubernamentales. “Ellos vienen de sus comunidades porque no tienen forma de sobrevivir con relación a la alimentación diaria, no son asistidos por los líderes que prometen la gobernación del lugar de donde vienen”, señaló.
Sánchez indicó que realmente es una situación bastante preocupante. “Todos los días cuando me despierto me pregunto, sobre qué podemos hacer para resolver esta situación. Yo en particular puse en comunicación con el presidente del INDI (Instituto Paraguayo del Indígena), quedamos que iban a enviar un grupo de personas para ver un poco, ir a abordar a esas personas, ver, tratar de solucionar un poco las dificultades que tienen esas personas, y ver por qué migran hacia nuestra ciudad”, comentó.
SIN RESPUESTA. La titular de la Codeni manifestó que hasta ahora no están teniendo una respuesta favorable con relación a este tema. “Realmente es una tristeza y un peligro en el que están las criaturas, los niños, niñas, que cruzan y cruzan las calles, en el semáforo, y que ya hemos tenido, un caso de un niño de pueblo originario que fue atropellado, por suerte se hizo cargo, el que le atropelló, no pasó a mayores”, indicó.
“Así también el tema de la explotación laboral, adultos que compran caramelos y los ponen a los niños para la venta. Y también otro tipo de situaciones de estados de vulnerabilidad de los niños. Estamos acompañando de cerca esa situación a través del abordaje diario”, agregó.
El fenómeno no solo expone la precariedad en que viven estas familias, sino también la urgencia de una respuesta institucional coordinada. En este contexto, la Codeni realiza visitas diarias a las zonas donde se concentran las familias indígenas para registrar sus necesidades y garantizar el respeto de los derechos de la niñez y la adolescencia.
Su acción incluye la entrega de alimentos, como panificados, y la intervención en situaciones de riesgo, especialmente cuando hay menores expuestos a condiciones adversas.