En una sencilla ceremonia, a las 01:22 de la madrugada hora local (05:22 GMT), la misma hora en la que se produjo el colapso del edificio el 24 de junio de 2021, en Miami-Dade, se encendió una primera antorcha en los terrenos en los que se encontraba el condominio.
Posteriormente, se procedió a leer uno a uno los nombres de las víctimas, tras lo cual se encendía una nueva antorcha, más pequeña, hasta iluminar la noche en este sitio que ahora parece un lugar de obras, pero que hace un año albergaba un edificio de 12 plantas que se derrumbó por causas todavía desconocidas.
Los familiares arremolinados junto a las antorchas iban prendiendo este fuego de recuerdo y homenaje a sus seres queridos mientras se abrazaban y miraban al enorme agujero donde hace poco más de un año se levantaba el edifico Champlain Towers South, construido en 1981.
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Un “pequeño milagro”
Uno de los que acudió al acto fue José Antonio González, padre de Édgar González, de 44 años, fallecido aquella noche.
José Antonio dijo a EFE que no hay un solo día en el que no se acuerde de su hijo y que “anímicamente la familia está muy mal”.
Y eso, a pesar de que esa noche en la que murió su hijo se produjo un “pequeño milagro”.
Su nuera Ángela, de 44 años, y su nieta Deven, de 16, salieron con vida del edificio, aunque sufrieron heridas graves de las que les ha costado recuperarse.
Los tres se habían quedado despiertos hasta tarde viendo una película de terror. Estaban en la misma cama cuando Ángela se sobresaltó por el estruendo justo a tiempo de tirar de su hija hacia la puerta del cuarto.
Al salir de la habitación, cayeron del noveno al quinto piso. Poco después el apartamento 904 en el que vivían había desaparecido por completo.
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José Antonio explicó que su nuera y nieta fueron dos de las tres únicas personas que salieron con vida de la parte que se derrumbó de este edificio situado en primera línea de playa. El resto fue demolido semanas más tarde.
El otro, un joven que entonces tenía 15 años, Jonah Handler, también estaba esta noche en la ceremonia para recordar a su madre, Stacie Dawn Fang, quien murió hoy hace justo un año.
Justo al frente del lugar de la ceremonia, al otro lado de la avenida Collins que conecta Surfside con Miami Beach, se prendió también una antorcha que recordará a los fallecidos durante las próximas tres semanas, el tiempo que los equipos de rescate necesitaron para recuperar los restos de la última víctima, Estelle Hedaya.
A escasos metros y bajo el solemne título de “Padres, madres, hijos, hijas, hermanos, hermanas. 98 almas perdieron sus vidas el 24 de junio de 2021. Por siempre en nuestros corazones”, un cartel con los 98 nombres de las víctimas, muchos de ellos de origen latino, limitan el lugar de la tragedia.
Aunque una allegada a la familia de la primera dama de Paraguay, Silvana López Moreira, que perdió en la tragedia a su hermana, cuñado y sus tres hijos, se lamentaba que al nombre de Luis López Moreira III le faltaba el apellido de su padre, Luis Pettengill.
Postes conmemorativos
Ya dentro, en la zona reservada para la ceremonia privada, familiares y amigos se detenían ante una fila doble de postes, con corazones de color azul cielo y una cinta blanca tallada, dedicados a cada una de las víctimas mortales del colapso.
En una noche oscura y sin la ayuda de la luz proveniente de los edificios colindantes, que parecían vacíos esta noche, una mujer buscaba con la luz de su teléfono celular el nombre de su allegado. Al encontrarlo, pasó suavemente su mano sobre la madera con el nombre grabado de su familiar o amigo.
Varios más se atrevieron a mover algunos postes conmemorativos para situarlos metros más allá, quizás junto con el de algún familiar también fallecido en la tragedia.
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Otros se arrodillaron frente a los postes para tomar el marcador (rotulador) que colgaba de un cordel en cada uno de ellos para escribir mensajes de recuerdo.
“Mi ‘pars’ adorada. Te extrañaré siempre. Tu parcero, Marcelo”, se leía en uno de estos postes situados frente al acceso donde en la mañana de este viernes se celebrará el acto oficial de recuerdo de las víctimas al que asistirá la primera dama de EEUU, Jill Biden.
Y José Antonio, médico cubano de 84 años, pero todavía en activo, lo tiene claro. No le gustaría estar aquí este día.
“Me hubiera gustado ‘irme’ yo y no mi hijo”, dijo con pesar.