En los pormenores que se conocieron acerca de la firma del acta bilateral sobre la potencia a ser contratada por la ANDE y Eletrobras de la energía producida por la Itaipú Binacional, el embajador Federico González aparece como el emisario que quiso hacer firmar ese documento al ingeniero Pedro Ferreira, de quien recibió como respuesta su renuncia hecha de puño y letra.
El acta fue firmada el 24 de mayo; por entonces, González aún no había sido designado representante del Ministerio de Relaciones Exteriores ante el Consejo de Administración de la Itaipú Binacional, ni asesor ad honórem del presidente de la República en asuntos internacionales.
Estas designaciones se produjeron vía decretos del 28 de junio y del 15 de julio, respectivamente. Por lo tanto, seguía siendo director general de Ceremonial y Protocolo de la Presidencia de la República, cuando fue a plantearle a Ferreira, que firmara el acta. Documento al cual rodeó el secretismo y cuyo contenido generó una gran crisis política aún no zanjada por completo. Ese papel debía haber cumplido el asesor político del presidente, Daniel Centurión, o Julio Ullón, jefe del Gabinete Civil de la Presidencia.
El embajador Federico González continúa firme cumpliendo tareas que el jefe de Estado, Mario Abdo Benítez, parece dispuesto a confiar solo al diplomático. Es más, también estuvo a punto de ser el nuevo canciller, tras la renuncia de Luis Alberto Castiglioni.
González sigue siendo consejero en Itaipú. En nombre del Gobierno paraguayo, el jueves pasado, firmó un acta por la que el Paraguay afirmó dejar sin efecto el documento del 24 de mayo sobre Itaipú. Fue en la Cancillería, con la presencia del embajador del Brasil, Carlos Alberto Simas.
Al día siguiente, González integró una comisión diplomática que fue a Montevideo a presentar la solicitud de extradición de Juan Arrom, Anuncio Martí y Víctor Colmán, prófugos de la Justicia paraguaya.
Su presencia en esta comitiva descolocó a algunos diplomáticos que no se explicaban en calidad de qué había ido al Uruguay.
