01 dic. 2024

Fiesta de la Costilla deleita a los brasiguayos en Naranjal

Unos 140 costillares, con más de 4.500 kilos de carne vacuna, congregaron a paraguayos e inmigrantes brasileños en una gran fiesta multicultural en el Alto Paraná. Una tradición que anhela ser atracción turística.

fiesta de la costilla

Lunes|21|JULIO|2008

Por Andrés Colmán Gutiérrez, Naranjal

Un eco de conversaciones en portugués, castellano y guaraní llena el aire. Desde el escenario, un conjunto musical intercala polcas y canciones “sertanejas”. En cada mesa, los comensales se disputan un enorme y jugoso costillar de vaca de 25 kilos, asado a las brasas durante más de 8 horas, en una verdadera fiesta multicultural que marca la integración entre inmigrantes en la región Este del país.

La laboriosa comunidad agrícola de Naranjal, a unos 100 kilómetros al sur de Ciudad del Este, celebró el domingo la séptima Fiesta de la Costilla, que busca convertirse en una atracción turística a nivel nacional, según refiere el intendente municipal, Juan Carlos López.

La festividad, que tiene sus raíces en las tradiciones populares gastronómicas gaúchas del estado brasileño de Río Grande do Sul, pero que ya ha adquirido características propias de “la manera de hacer asado en el Paraguay”, según el maestro parrillero Silvano Rossler, coincide con el 18 aniversario de creación del distrito de Naranjal, una de las pujantes ciudades nacidas en Alto Paraná, como parte del “milagro de la soja”.

“Este año asamos 140 costillares, de 25 kilos cada uno, en total 4.500 kilos, adquiridos de un frigorífico paraguayo. Lo preparamos en base al estilo gaúcho, pero con un condimento ya paraguayo, inventado en Naranjal, que es nuestro secreto. Lo adobamos un día antes, lo ponemos 8 horas a la estaca, con brasas de leña, a fuego lento, y la carne se derrite en la boca como manteca”, explica Rossler, también inmigrante pionero que reside hace 30 años en el Paraguay y tiene ya 3 hijos paraguayos.

Más de 5.000 personas participaron de la gran fiesta popular de este domingo, con la tradicional “churrasqueada” en el Polideportivo Parroquial, que fue amenizada por varios conjuntos artísticos brasileños y paraguayos, ferias de artesanía, exposición de maquinarias agrícolas, juegos para niños y terminó con un festivo baile en donde inmigrantes brasileños y productores paraguayos compartieron momentos diversión, en una pausa de las labores agrícolas.

“En Naranjal se ha dado una verdadera integración entre paraguayos y brasileños. Yo llegué hace 35 años del Brasil, pero ya me siento plenamente paraguayo, mis hijos nacieron en esta tierra que es un paraíso para nosotros, y demostramos todo lo que se puede lograr con el trabajo”, destaca Willy Ludeker, uno de los fundadores pioneros de Naranjal.

“Yo soy colorado, porque fue un gobierno colorado el que me recibió con los brazos abiertos, pero al igual que la mayoría de los inmigrantes tengo mucha expectativa en el gobierno de Fernando Lugo, y espero que podamos hacer mucho más por el Paraguay, pero necesitamos que se nos brinden garantías jurídicas, que se paren las invasiones de tierra y se trabaje en armonía, como aquí siempre lo hicimos”, destaca Ludeker.

Autoridades brasileñas y paraguayas, como el gobernador electo de Alto Paraná, Nelson Aguinagalde, y el secretario de Asuntos Internacionales de la ciudad de Foz de Yguazú, Sergio Lobato Machado, apoyaron con su presencia el esfuerzo de los productores de Naranjal.

La belleza la aportaron la Miss Naranjal, Talita de Oliveira, junto a la primera y segunda princesa, Vanesa Elizabeth Seifz Hass y Lilian Cristina Poexcold, hijas de migrantes brasileños pero ya nacidas en el Alto Paraná. “Somos parte de una nueva generación de jóvenes de Naranjal, que deseamos ayudar a construir un Paraguay nuevo, cimentado en el trabajo y en el desarrollo”, dijo la nueva soberana de los brasiguayos.