Esto tras haberse instalado en el escenario la posibilidad de la segunda vuelta, y de paso la reelección.
“En el 67, Stroessner llamó a una convención en la que prometió democratización a cambio de otra reelección y se quedó en el poder hasta el 89, de democracia nada por supuesto”, recordó.
“Ahora prometen balotaje a cambio de reelección. Sospecho que al final será solo lo último… y las segundas partes siempre son peores”, consideró el senador.
“Para ejemplos, basta mirar las barbaridades que se plantean y, las más de las veces, se ejecutan en el Congreso vía ley en el presente. Es que se aprobaron proyectos a libro cerrado que contradecían expresamente la Constitución de la República”, remarcó.
Manifestó que toda la oposición está en quiebra, alegando que el Gobierno nunca paga los aportes y subsidios en la fecha prevista en la ley, y que en contrapartida el cartismo tiene recursos.
“¿Quiénes tienen las de ganar en unas elecciones constituyentes para copar toda la asamblea?”, planteó.
Trajo a colación que la única vez que ganó la oposición unas elecciones presidenciales no fue necesaria ninguna segunda vuelta.
“El hecho de que en Argentina le haya ido bien a la oposición con esa figura no significa necesariamente que ocurra lo mismo en Paraguay”, sostuvo el senador.
“El balotaje, además, requiere de otras reformas sistémicas. La más relevante en materia de financiamiento político, por ejemplo. Esto es porque se duplican los costos de campaña con una segunda vuelta”, explicó.
“Más allá de sus luces y sus sombras, la Constitución de 1992 y la no reelección, han constituido una formidable muralla para evitar que caudillos autoritarios se eternicen el poder, en una democracia que ha estado, y hoy más que nunca está, bajo asedio permanente”, concluyó.