El filme Matar a un muerto, dirigido por Hugo Giménez, ha sido seleccionado para competir en la categoría de Largometrajes Extranjeros en la 48 edición del Festival de Cinema de Gramado, Brasil, que se celebrará en forma virtual del 18 al 26 de setiembre.
Ello luego de que su estreno nacional, el 5 de marzo, convocara a seis mil espectadores en cinco días, una tendencia que auguraba todo un éxito de público que se vio truncada por la aparición de la pandemia.
No obstante, la película ya ganaba proyección sudamericana antes de su estreno en Paraguay al exhibirse en febrero en el Festival Internacional de Cine de Punta del Este, en Uruguay, donde obtuvo una mención especial del jurado, y el año pasado se viera en la muestra de cine del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.
En Gramado, Matar a un muerto competirá con otras siete obras seleccionadas y aspira a los premios de Mejor Guion, Mejor Actor, Mejor Película y Mejor Dirección, refirió a Efe la productora del filme, Gabriela Sabaté.
Operativo Cóndor y Mundial de Argentina
Giménez, forjado en documentales y cortometrajes, da el paso al largometraje de ficción a partir de la represión a los opositores del régimen de Alfredo Stroessner, pero dentro del contexto de la Operación Cóndor coordinada por las dictaduras del Cono Sur en el último cuarto del pasado siglo.
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“Esta basada en ese tiempo nefasto que vivió Latinoamérica en general y en el Cono Sur a partir de los 60. Es una exploración periférica de esos temas, a las prácticas del terrorismo de Estado”, indicó Giménez a Efe.
El filme se centra en dos hombres encargados de enterrar cadáveres de esas víctimas en un bosque, y que encuentran que una de ellas vive todavía, lo que les plantea toda una disyuntiva.
“Una mañana encuentran una persona que aún respira y a quien tienen que matar”, algo que ninguno de dos había hecho antes, detalló Sabaté sobre ese nudo argumental.
El destino de ambos personajes se define durante la final del Mundial de Fútbol de 1978 disputado en Argentina, país que en ese momento estaba gobernado por una Junta Militar.
“La película aborda esos tiempos y trabaja como una exploración desde la periferia, tratando de contar la historia de los enterradores que habrán existido, sistematizando esa historias que Paraguay se daban en los bosques”, afirmó Giménez.
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Una aproximación que fue valorada por el jurado del Festival de Punta del Este, que en su mención especial destacó su “habilidad para retratar cómo la naturalización del horror en la historia de América Latina se ve quebrada cuando la muerte se humaniza y por enfrentar al espectador a la odisea física y moral de dos personajes que luchan por sobreponerse a la ferocidad del miedo”.
Giménez apuntó que la idea es que Matar a un muerto vuelva a los cines nacionales cuando Paraguay vuelva a “una nueva normalidad” que espera sea en diciembre o a principios del año próximo, en caso de que las salas vuelvan a abrir sus puertas.
Paraguay vivió durante 35 años bajo la dictadura del general Alfredo Stroessner hasta que un golpe militar lo desalojó y tuvo que refugiarse en Brasil, donde vivió hasta su muerte, el 16 de agosto de 2006.
La Comisión Verdad y Justicia documentó en un informe divulgado en agosto de 2008 que 425 opositores y activistas sociales fueron ejecutados o desaparecieron y casi 20.000 detenidos en ese tiempo.