Las músicas a todo volumen, en horas de la noche, en sitios urbanos superan los decibeles permitidos, alcanzando 80 o 90 la intensidad acústica.
Solo en este mes, el Ministerio Público presentó imputación contra dueños de cuatro locales.
En uno de esos casos, fueron imputados propietarios de El Fabriquero por los delitos de contaminación del aire y emisión de ruidos dañinos.
También el concejal Hugo Lezcano fue procesado por los mismos delitos, por su local La Pachanga.
Recientemente, se llegó a dictar la primera condena por estos hechos. César Campiz Leguizamón fue sentenciado a dos años de cárcel, por los ruidos molestos de su bar karaoke Moe, además de por contar con la habilitación municipal para tal fin.