03 may. 2025

Fito Páez huye de los aires de divo

“Lo único que quiero es no transformarme en una estatua viviente”, advierte el cantante argentino Fito Páez, huyendo de los aires de divo.

“Yo salgo corriendo del ícono, la leyenda, todo eso... He conocido infinidad de artistas, escritores, músicos o compositores que andan con unos aires... ¿viste? Y la vida dura muy poco, se va muy rápido. Lo importante está en otro lado, no ahí”, expresa el prolífico cantautor rosarino que el sábado pasado cumplió 58 años.

Al día siguiente, el bombazo: Tras contar ya con nueve Grammy Latinos, por primera vez se le concedía uno norteamericano, al mejor disco latino de rock o alternativo por su último álbum La conquista del espacio, el vigesimocuarto de su carrera: “Fue un huracán que pasa por tu casa... te empieza a sonar el teléfono y no para nunca. Es todo amor”, señala.

Y es que ni la cultura ni el público norteamericanos le son ajenos. Primero porque ya de chico su padre le descubrió lo más granado de su música, en la que se fue adentrando cada vez más con el paso del tiempo, y segundo por las veces que en sus cuatro décadas de trayectoria ha actuado o grabado discos allá con figuras de la talla del productor Phil Ramone. “Cuando a uno lo aceptan, lo reconocen y te invitan a tomarte un trago en su casa, siempre es reconfortante”, reconoce. Más allá de la gratitud por los premios, los países visitados y el éxito de himnos como Mariposa tecknicolor, 11 y 6 y Llueve sobre mojado –esta junto a Joaquín Sabina–, el artista, que dio sus primeros musicales en su Rosario natal a fines de los 70, se concentra en el presente y ya tiene tarea “de acá a dos o tres años por lo menos”.

Durante la pandemia terminó de escribir un largometraje, compuso un álbum que grabará en julio y preparó otro disco instrumental para orquesta sinfónica basado en la obra Los siete locos del escritor argentino Roberto Arlt.

El libro, elaborado en su mucho tiempo en soledad –”porque gran parte de mi labor al estar fuera de los escenarios es en soledad”, recalca–, se publicará previsiblemente este año, al tiempo que Netflix prepara una serie de ficción sobre su vida con el nombre El amor después del amor, disco que publicó en 1992 y que es el más vendido del rock argentino. Con todo, asume que lo mejor que le puede ocurrir es que sus hijos “esten bien, sanos y plenos”: “A partir de ahí uno puede construir cualquier torre, por lo menos para mí. Todo lo demás está en consonancia.

“Creo que no soy tan buen padre como me pintan ni tan malo...”, afirma, y recuerda cómo al poder llevárselos a las giras pudo pasar mucho tiempo con ellos y criarlos juntos.

“¿Cómo te gustaría ser recordado?”, le pregunto para terminar. “Como un canalla rosarino”, responde con su sempiterna sonrisa. EFE


El cantautor lo tiene todo para ser considerado una leyenda del rock en español. Le faltaba el Grammy, pero hasta eso quedó saldado cuando el domingo recibió el anhelado premio.