A fines de febrero, poco antes del inicio de las clases, comenzaba la demolición del sector más antiguo en la escuela básica Nº 821 Felipe Toledo, ubicada a metros de la ruta Transchaco.
A diferencia de lo que ocurre actualmente con los demás proyectos escolares encarados con millonarios montos del Fonacide, el plantel docente se muestra satisfecho con las labores realizadas hasta la fecha. Se erige un nuevo pabellón de dos plantas, además deben repararse otros pabellones, baños y construir un nuevo vallado perimetral en el sitio.
“El ambiente acá es bastante sano, recibimos a los obreros casi como a una familia y creemos que tanto el cimiento como el techado estarán listos antes del fin del año lectivo”, comentó la directora del centro escolar, Irma Pintos.
Expresó que todos los días reciben a 18 trabajadores que se encargan ahora de la construcción de un nuevo pabellón. “Y eso que entre marzo y abril registramos 35 días de lluvia, principalmente en abril”, comentó uno de los encargados de la obra.
La empresa privada tiene un plazo de 365 días para culminar la tarea, de acuerdo con el pliego de bases y condiciones de la licitación. Sin embargo, la directora Pintos anhela que al menos parte del nuevo pabellón se termine antes del fin de las clases.
“Contamos con un grado en el pasillo y otros convertimos en plurigrados, por lo que aguardamos ocupar nuevas aulas para noviembre”, apuntó la educadora.
LENTITUD. Diferentes son los casos en otros locales educativos, tales como la escuela Adela Speratti o República Oriental del Uruguay, donde apenas se notaban empleados trabajando hasta hace unos días. Recién tras las denuncias, la firma Caldetec Ingeniería SRL, conocida por sus excesivos atrasos y exigencias de adendas económicas, contrató a más trabajadores.
En la escuela Adela Speratti, se verificaron las tareas paradas, debido a un mínimo error en los planos de construcción. También se observó escaso número de personas asignadas a la escuela pública.
DIFERENCIAS. El director de Fonacide del Municipio, Christian Meyer, explicó que los contextos de cada obra son diferentes.
“Por ejemplo, el espacio para depositar materiales y trabajar en algunas escuelas, como la de Uruguay, es escaso”, indicó. En el caso de Felipe Toledo, explicó que como el frente da directo a la calle, es más fácil transportar y entregar materiales.
“También hay que tener en cuenta que en algunas secciones de las obras no se requiere de tanto personal en terreno”, agregó el funcionario de la Comuna.
Aguardamos volver a algunas nuevas aulas antes de que culmine el año lectivo en noviembre. Irma Pintos, directora.
6.415 millones de guaraníes es la suma invertida por la Municipalidad en la infraestructura de cuatro escuelas públicas