Esto es algo de lo que se habló bastante ya, que hay muchos a los que nos toca el papel de ser formadores de opinión, por ejemplo, los periodistas. Esta atribución, sin embargo, parece que la tomamos sin límites, así como también lo hacen muchas otras personas que tienen cierta jerarquía, como las autoridades.
En nuestro caso, como comunicadores, desde el espacio que nos toque hay ocasiones en el que solo debemos informar, dejando al público que saque su conclusión, y si hay algo que analizar, hagámoslo responsablemente.
Lo que se hace mucho es que hoy nosotros queremos direccionar prácticamente en todo nuestra opinión para instalar eso. En la mayoría de las veces, se aprovecha mucho las redes sociales para hacer eso, que por más que sea en una cuenta personal, si sos una persona pública tenés cierto poder para dirigir el pensamiento del lector.
Creo que tenés que ser una persona preparada o con conocimientos para hablar con propiedad de algo.
En Argentina, por ejemplo, a inicios de la pandemia el medio La Prensa había referido que en el tiempo de aislamiento se multiplicó el consumo masivo de información. “Es por eso que el emisor del mensaje debe tener especial prudencia y responsabilidad en lo que dice y en cómo lo dice, teniendo en cuenta los efectos que puede causar”, explicaron.
Tenemos que tener en cuenta que mucho de lo que decimos y cómo enfocamos las noticias impacta demasiado en el público y muchas veces no lo dimensionamos.
Inclusive, hay veces que damos una opinión errónea y eso ya no podemos eliminar porque se instaló en la mente de gran parte de la sociedad.
Hoy en día también vemos a influencers, artistas y gente famosa que hace uso del espacio que tiene en sus redes para compartir información y se recomienda que siempre sea responsablemente.
En algunos casos, incluso comparten tips de salud, que pueden ser peligrosos, si no se está capacitado para hablar de eso, aunque parezca trivial.
Pero lo de ser formadores de opinión no caracteriza solo a estas personas; también lo encontramos en otros lados, como en los hogares, donde cada uno está siendo formado en el pensamiento. ¿Qué es lo que les estamos enseñando a nuestros niños? ¿Qué líneas de razonamiento les estamos instalando?
Imagínense que ellos son nuestras futuras autoridades y que pueden decidir de buena o mala manera el rumbo de nuestro país.
Yendo un poco más, ya que el enfoque es amplio; si analizamos, también van formando nuestra opinión aquellos que ocupan cargos, ya sea través de la política, o en empresas, y más aun en las campañas políticas.
Ocurre bastante que quieren instalar una línea y muchas veces, de acuerdo a intereses personales ¿Y qué crearon? Crearon personas que se cierran en lo que ya escucharon, solo porque lo dijo alguien de renombre.
Lo que veo hoy también es que se está generando campañas de mucho odio. Se critica al otro candidato en vez de enfocarse en hacer lo mejor para el país.
Entonces concluyo, lo que decimos impacta y la pregunta es si estamos utilizando bien ese poder, esa facultad de ser formadores de opinión desde cualquier lugar que te toque estar en nuestras rutinas.