Normalmente, el descubrimiento de dos nuevas especies de dinosaurios durante una expedición ya adquiere gran relevancia por sí mismo, pero pasó a ser un asunto menor cuando a esos fósiles les siguieron otros de mamíferos, peces, anfibios e incluso polen de entre 65 y 70 millones de años de antigüedad, justo cuando se produjo la gran extinción.
“Como paleontólogo uno suele descubrir grandes dinosaurios porque son los restos que mejor se ven y son más fáciles de encontrar, pero toda esta fauna minúscula en general no aparece”, explica a Efe Federico Agnolin, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) argentino y uno de los integrantes de la expedición.
El yacimiento en cuestión, situado en la provincia argentina de Santa Cruz (sur) y con vistas al famoso glaciar Perito Moreno, solo pudo ser explorado en dos breves ocasiones en 2019, y aún así ya permite a los científicos hacerse una mayor idea de cómo era la vida en la región millones de años atrás.
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“Lo que nos permite este hallazgo no es tirar por la borda la extinción de los dinosaurios debido al meteorito. La teoría del meteorito parece ser la correcta, pero lo que nos permite saber es cómo hicieron para sobrevivir determinados animales y por qué otros se extinguieron. Eso nos puede enseñar muchísimo de cómo sobreviven las especies a un invierno nuclear de miles de años”, afirma Agnolin.
UNA INVESTIGACIÓN QUE SE REMONTA A LOS AÑOS OCHENTA
El reciente descubrimiento tiene su origen en la década de 1980, cuando el geólogo Francisco Nulo visitó la zona y encontró restos de un dinosaurio de cuello largo y 20 metros de longitud al que ahora han bautizado como ‘Nullotitan glacialis’.
Este año les surgió a investigadores que trabajan en Argentina la “intriga” de visitar el lugar varios años después para “redescubrir” a ese enorme animal herbívoro, y no solo completaron una parte importante de su esqueleto, sino que, para su sorpresa, hallaron múltiples piezas que ensamblan todo un ecosistema a su alrededor.
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Realizaron dos expediciones en enero y marzo del año pasado en las que participaron el Conicet, el Museo Argentino de Ciencias Naturales y la Fundación Félix de Azara, y que resultaron ser tremendamente provechosas, pese a que la zona de investigación les limitaba por su difícil acceso -solo para llegar tenían que caminar unas seis horas con condiciones climáticas a menudo adversas-.
Además del titanosaurio, en la primera visita descubrieron otra especie herbívora, el ‘Isasicursor santacrucensis’, del que dedujeron que vivía en manada dado que encontraron varios ejemplares de todas las edades.
UN DESFILE DE FAUNA Y FLORA
No fue hasta la segunda expedición cuando los paleontólogos dieron con la parte más asombrosa de la investigación, que incluye, según Agnolin, “restos de pequeñas serpientes y de mamíferos que vieron nuestros más antiguos ancestros y convivieron a la sombra de los dinosaurios”.
Esa búsqueda detallada también les condujo al hallazgo “inédito” de restos de caracoles terrestres, que el investigador del Conicet señala como los registros más antiguos de muchas familias de estos moluscos y que cree que van a dar “mucho que hablar” en el mundo científico.
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A esta larga lista de restos también se suman fósiles de aves y anfibios, así como muestras de roca y de tronco de las cuales extrajeron granos de polen. Todos estos elementos ayudan a conformar un panorama de la región muy distinto al de hoy.
“Hoy en día la Patagonia, el lugar de donde salieron estos restos, es prácticamente un desierto, así que imaginárselo como un gran bosque, con flora abundante, con fauna, peces, serpientes y dinosaurios es realmente algo muy distinto de lo que podemos ver”, señala el paleontólogo argentino.
MÁS CERCA DE RESPUESTAS SOBRE LA EXTINCIÓN
Las tortugas no se vieron afectadas por la caída del meteorito y los dinosaurios prácticamente desaparecieron; determinadas lagartijas y serpientes sobrevivieron y otras no. Este misterio sigue huérfano de respuesta, pero la investigación en la Patagonia podría ayudar a despejar la ecuación.
Agnolin expone que los paleontólogos aún no se han puesto de acuerdo respecto al denominador común de las especies supervivientes y por ahora sostienen múltiples hipótesis que hacen referencia a cuestiones fisiológicas, largos períodos de hibernación -en el caso de las tortugas- o metabolismos extremadamente acelerados.
Del mismo modo, tampoco existe consenso sobre por qué los dinosaurios no pasaron el corte: “Eran muy diversos, tenías un animal carnívoro y un ‘Nullotitan’ gigantesco que comía plantas y no tienen nada que ver. Sin embargo, ninguno de los dos sobrevivió", relata el investigador.
El próximo marzo los investigadores volverán al lugar para llevar a cabo una expedición mucho más exhaustiva y con muchos más recursos, y esperan aumentar sus reservas con fósiles de nuevas especies, tanto de dinosaurios como de otros animales más pequeños, para estar un paso más cerca de conocer qué sucedió en la Tierra millones de años atrás.