Mayo de 1989. Habían transcurrido tres meses desde la caída de la dictadura y muchos de los exiliados, que tenían prohibido su ingreso al país durante el régimen stronista, empezaban a retornar.
Uno de los regresos más celebrados fue el del gran escritor y novelista Augusto Roa Bastos. Había salido del país primero en 1947, huyendo de la represión desatada tras la guerra civil. Se radicó en Buenos Aires, donde dio a conocer sus libros más celebrados: El trueno entre las hojas, Hijo de Hombre y Yo El Supremo.
Luego se estableció en Toulouse, Francia, donde se desempeñó como investigador y docente universitario, logrando retornar al Paraguay en contadas ocasiones, durante el gobierno del general Stroessner. Sin embargo, en su última visita, en 1982, fue secuestrado y expulsado del país en forma violenta, junto con su esposa y su hijo más pequeño, y privado de la ciudadanía paraguaya. Tuvo que acogerse a la ciudadanía española.
Tras el derrocamiento de la dictadura, el presidente Andrés Rodríguez llamó por teléfono a Roa Bastos y le invitó a retornar el país. Esta foto ilustra el momento en que es recibido por un grupo de compatriotas, con carteles de bienvenida, en el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi. Su presencia en Paraguay fue una verdadera fiesta, y mucho más cuando, ese mismo año, recibió el Premio Cervantes.