11 ene. 2025

Fotosky, el reportero más legendario

Fue reclutado por el propio coronel Pablo Rojas, mucho antes de que Última Hora salga a la calle, y 40 años después sigue tomando fotos para el diario. Sus imágenes son tan famosas como sus pintorescas frases.

FOTOSKI

El fotógrafo más antiguo de Última Hora, Gracianiano Irala, el popular “Fotosky”. | Foto: Archivo ÚH.

Por Moneco López

Gracianiano Irala es el fotógrafo más antiguo de este diario. Probablemente el nombre no le diga nada al lector, pero si aclaramos que Irala es el legendario Fotosky, la cosa cambia.

El hombre de la cámara cumple también 40 años trabajando en este diario. Pero mucho antes, ya trabajaba en el vespertino La Tarde y era el fotógrafo oficial y exclusivo de la revista El Ciclón, donde el director general del medio, el entonces coronel Pablo Rojas lo apodó Fotosky, evocando a un recordado dirigente técnico brasileño del Club Cerro Porteño, Marcos Pavlosvsky.

En Última Hora, el primer director, Isaac Kostianovsky, que encontró apropiado el apodo, se encargó de fijarlo como apelativo más oficial aun que el original de Gracianiano Irala.

–Vos sos todavía más antiguo que Última Hora. Por lo que sé, ya trabajabas en el diario La Tarde, que se editaba en este mismo local.

–Esta empresa era, desde hace mucho, la Editorial El País. El diario La Tarde salió como vespertino y yo vine a ofrecerme para trabajar como fotógrafo. Terminé siendo yo mismo los departamentos de Fotografía y de Transporte. Como tenía todo lo que necesita un laboratorio fotográfico, pasé a convertirme en el Departamento de Fotografía, yo solo. Y como mi moto Java era el único vehículo del diario, con el que salía a hacer las coberturas, fui también el Departamento de Transporte.

¡Pavada de cargos...! ¿Te pagaban mucho?

–Creo que me pagaban una parte de lo que ganaba un fotógrafo en esa época. Pero yo estaba feliz. Por suerte, poco después, el coronel Pablo Rojas me contrató para cubrir la parte gráfica del quincenario El Ciclón, y me pagaba muy bien. Él fue el que me puso como apodo Fotosky.


–¿Vos empezaste en Última Hora desde el inicio, con Isaac Kostianovsky como director?

–Sí, porque él tenía muy buena relación con Rojas. Y al cerrarse La Tarde, Kostia le propuso al coronel lanzar otro vespertino. Yo vine aquí ya con la aceptación del coronel Pablo Rojas. Si hasta el apodo Fotosky fue usado por mi nuevo jefe, Isaac Kostianovsky. Y ya había laboratorio fotográfico y transporte. Ahí pasé a ser verdaderamente fotógrafo. Ah, y tenía un buen sueldo. Aparte de que seguía trabajando para la revista El Ciclón.


–Ganabas bastante bien, ipahápe.

–Y... El Ciclón vendía 10.000 ejemplares por quincena. No sé si los hinchas compraban toda esa cantidad, o el coronel Rojas se encargaba de pagar por ella. Lo que sí, yo cobraba puntualmente mi sueldito azulgrana. Pero tenía mis gastos, compañero.


–A propósito... tenés cierta fama de gaucho muy prolífico, con muchos hijos.

–Tres hijos tengo. Bueno, ya heja cuátrope. Más once nietos y cuatro bisnietos.


–Hablame de tus recuerdos más fuertes, de los que son difíciles de olvidar.

–Te voy a citar unos cuantos, sin orden de importancia: En la inauguración de Iciersa, la fábrica de clavos, alambres, pilas y otras cosas, entré a la cocina del local, donde había mucho movimiento porque estaba Alfredo Stroessner. Yo comí muy apurado lo que una señora muy buena me había servido. Y tomé una copa grande de vino, porque mi trabajo ya había terminado. Me dirigí como para caminar por lo que parecía un pasillo, y sentí en un momento que chocaba contra algo y como que una bomba acababa de estallar. ¡Había atropellado un enorme espejo!

Tras el golpazo, caí en una sala en la que estaba el presidente Stroessner. Y como él ya me conocía, porque yo hacía la cobertura del Palacio, se río con ganas, rompiendo la tensión. Sus guardias lo rodearon y hablaron de una posible bomba. Pero él dijo entre risas: "¡No... es solamente Fotosky, que atropelló la pared de vidrio!”.

Otro recuerdo es el del vuelo con un piloto de la escuadra de acrobacia aérea Ára Sunú. Yo no sabía si estaba en este mundo todavía o ya me iba al infierno, tantas eran las vueltas y caídas que el piloto hacía con su avión. Con todo el julepe, saqué algunas buenas fotos.

–Hasta ahora, son todos recuerdos festivos.

–También me tocó cubrir cosas feas. La matanza de la Pascua Dolorosa (fotografié algo, después de los hechos), las protestas y las represiones a los campesinos, el hundimiento del barco Miriam Adela, tragedia en la que murieron más de 130 personas. Casualmente, yo estaba cubriendo algún suceso cerca del puerto en que se hundió la barcaza. Era una cosa terrible. La gente que lloraba a los gritos en el muelle, los pocos sobrevivientes que salían del agua, todo era horrible.

–¿Y la anécdota con el Papa Juan Pablo II?

–¡Ahhh... esa historia! Yo volvía al diario luego de sacar varias fotos de chicas lindas, con colas atractivas. Y mi jefe, Jorge Adorno, me ordenó ir a toda bala a la Catedral, porque el Papa iba a oficiar una misa concelebrada con el arzobispo de Asunción y otros varios obispos. Entré en la Catedral y me senté en un banco que estaba extrañamente desocupado, casi al fondo del templo. Cuando terminó la misa y el Papa salía por la nave principal, yo me paré y le saqué todas las fotos que podía. Así fui retrocediendo, hasta que me caí ligeramente del escalón más alto de la subida al atrio. Al agotarse un rollo, yo metí automáticamente otro nuevo. Regresé al diario y revisamos con el jefe lo que había sacado. Todas las fotos de un rollo salieron encimadas entre el Papa y alguna mujer hermosa, menos las del último rollo, del que rescatamos seis fotos. Con eso salvé la tarde... y mi cuello, porque Jorge Adorno me iba a estrangular, de la rabia que tenía.

–¿Qué te habría gustado ser, de no ser fotógrafo?

–Militar (sin duda). Hice todos los papeleos para ingresar al Colegio Militar y todo, pero reboté porque... estaba casado.

–¿Estás afiliado a algún partido político?

–Sí, soy colorado. Pero nunca milité.

Frases fotoskianas

“Era un tipo grandote. Un metro cien por ahí tenía”.

“Yo también soy un cuerpo humano”.

“Así lo que quiero tragar tierra” (por “quiero que me trague la tierra”).

“Voy a volver y salgo enseguida” (por “voy a salir y vuelvo”).

“Dejámena seguir antes de terminar”.