En la víspera del Consejo de Ministros que propondrá nuevas reglas para frenar el avance del Covid-19 en Francia y evitar así “la desorganización” del país proyectada esta semana por el Consejo Científico que asesora al Gobierno, un grupo de sanitarios ha publicado este domingo una controvertida carta.
En ella, piden que se postergue la vuelta al colegio, prevista para el 3 de enero de 2022, hasta que la incidencia haya bajado a niveles considerados seguros (actualmente está en torno a los 650 casos por cada 100.000 habitantes, lejos de los 200 casos del nivel considerado seguro).
Los 50 profesionales de la salud de diferentes especialidades arguyen que así se evitará que la nueva oleada de Covid agrave “el aumento inédito” del síndrome inflamatorio multisistémico entre los más jóvenes, considerado la primera causa del ingreso de los menores en UCIS.
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Según denuncia este grupo, las hospitalizaciones de niños superan ya las de las oleadas precedentes, con más de 800 de menos de 10 años, mientras las de adolescentes se sitúan en las 300, “cifras que no dejan de crecer”.
La misiva pretende presionar al Ejecutivo de Emmanuel Macron, muy reticente desde el inicio de la pandemia a cerrar las escuelas por el negativo impacto que acarrea en el desarrollo de los menores y en la organización de las familias.
“Si el papel de la escuela es indiscutible, lamentamos los escasos medios puestos en marcha hasta ahora por el Ministerio de Educación para frenar la epidemia en las escuelas”, denuncian los signatarios, aludiendo a la falta de filtros de aire o una campaña de test “eficaz”.
Mientras, el Gobierno se prepara para aprobar mañana a partir de las 17.00 hora local una nueva batería de medidas contra el Covid en Consejo de Ministros. Una hora antes, Macron estará al frente del Consejo de Defensa Sanitaria en el que se darán las directrices de la nueva ley.
La proyección del Ejecutivo es que se apruebe en la Asamblea Nacional a mediados de enero de 2022.
Entre las nuevas medidas que entrarán en vigor, se espera la de la polémica imposición de la obligación de vacunarse como única opción para obtener el pase sanitario, imprescindible para hacer una vida normal y que hasta ahora podía lograrse también con test negativo. Convencer a los cinco millones de franceses que quedan por vacunarse es el principal objetivo.
También se especula que se suavizarán las reglas de aislamiento para los casos contacto (puede llegar a los 17 días para la variante ómicron). La idea sería evitar una falta de personal que impidiese a sectores básicos trabajar normalmente, debido a las bajas laborales.
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“Si hay más de 100.000 casos diarios, tienes diez casos contacto efectivos por cada caso; quiere decir que son un millón de personas que habría que confinar”, alerta este domingo en las columnas del Jornal de Dimanche (JDD) el prestigioso epidemiólogo Antoine Flahault.
Relativizar el riesgo de paralización económica
También en las páginas del JDD, el presidente de la patronal francesa, Geoffroy Roux de Bézieux, asume cierta inquietud por los impactos económicos de la quinta oleada, aunque pide “relativizar”.
“Hemos aprendido mucho en dos años de pandemia”, sostiene Roux de Bézieux, quien insiste en que “no hay razones para entrar en pánico” sobre un posible desabastecimiento.
El líder empresarial aclaró que el caso francés será diferente al británico, pues el vecino Reino Unido, en dificultades para mantener una normal actividad económica por ómicron, dejó un millón de puestos de trabajo sin cubrir por “haber cerrado las puertas” a los inmigrantes.