Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), llegó a Paraguay para entrevistarse con el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, y para disertar sobre Gobernanza y desarrollo, en la Universidad del Pacífico.
La senadora opositora Jeanine Áñez asumió la presidencia interina de Bolivia la semana pasada, después de que Evo Morales renunciara el 10 de noviembre.
Esto ocurrió luego de que se divulgara un informe de la OEA en el que se denunciaban graves irregularidades en los comicios del 20 de octubre, en los que fue reelegido para un cuarto mandato.
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El senador Fernando Lugo señaló que la OEA, durante la gestión de Almagro, “es responsable y cómplice de la legitimación de los asesinatos, persecución criminal y apresamientos en masa que está sufriendo el pueblo boliviano de la mano de las fuerzas militares, al mando del gobierno de facto de Jeanine Áñez”.
“Bolivia vive hoy un clima de terror, con prácticas que no se veían en nuestro continente de los oscuros años de las dictaduras militares de los setenta”, señala un comunicado.
Y añade que “desde el golpe contra el presidente Evo Morales ya son 23 las personas que han sido asesinadas por este gobierno de facto”.
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“Toda esta situación validada y apuntalada por la gestión de Luis Almagro desde la OEA, y quien se encuentra realizando un trabajo de lobby a nivel regional para justificar esta criminal situación”, agrega el texto del Frente Guasú.
Asimismo, la alianza de izquierda tildó de “ilegítimo e ilegal” el Gobierno que preside Áñez y de haber usurpado “la primera magistratura de ese país”.
La formación de Lugo, actual senador del Frente Guasu, destacó además que Áñez “ha firmado un decreto ilegal por el cual se exime a los militares de responsabilidades penales por el uso de la fuerza contra la población civil”.
La semana pasada, Almagro consideró que quien cometió un “golpe de Estado” en Bolivia fue Evo Morales, al que acusó de haber tratado de “robar” las elecciones del 20 de octubre.
Las declaraciones fueron un cambio de postura de Almagro, que había apoyado el derecho de Morales a la reelección, a pesar de que el líder indígena perdió en 2016 un referéndum para optar a un cuarto mandato, algo que finalmente logró hacer tras recibir el respaldo del Tribunal Constitucional de Bolivia.