El ex rector de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) se mantuvo en silencio por recomendación de su defensa por casi un año tras su renuncia al cargo y su reclusión en Tacumbú. Pero luego de la acusación presentada por la Fiscalía, decidió dar declaraciones a los medios de comunicación.
Peralta relató los antecedentes de la campaña para sacarlo del cargo. Mencionó que, cuando se dio a conocer que la UNA bajó del puesto 78 al 101 en el ranking de las mejores universidades del mundo, quiso hacer cambios estructurales. Aclaró además que este informe realizado por la QS, correspondía todavía a la administración del anterior rector, Pedro González. “Me sacaron para que no lleve a cabo esos cambios”, expresó en Radio Monumental AM este lunes.
En este sentido, buscó abrir el Centro Tecnológico de la UNA (Cetuna) en los edificios que mandó construir Nicanor Duarte Frutos, pero ya habían sido ocupados por otras facultades. Entonces se edificaron otras estructuras y mientras se guardaron los equipos por valor de G. 4.000 millones en Politécnica e Ingeniería.
Cuando solicitó la devolución, el decano de la Facultad Politécnica, Abel Bernal (actual rector) se negó, alegando que la carrera de Electricidad usaba esos equipos y al día siguiente se produjo la primera movilización en su contra, según recuerda.
Acusa a Bernal de conspirar en su contra, pero asegura que no es el único, pues también incluye a Ricardo Meyer, decano de Arquitectura, carrera que no logró obtener la acreditación exigida por ley. Este último lo había invitado para la entrega de título Honoris Causa, pero cuando llegó a la institución lo recibieron con un pasacalles con la inscripción: “Fuera seccionalero”.
Las movilizaciones se extendieron luego desde varias facultades, los estudiantes tomaron el Rectorado y presionaron para que la Fiscalía investigue irregularidades. La revuelta que es conocida como la primavera estudiantil, terminó con varias imputaciones y la renuncia de Peralta, quien además pasó varios meses en Tacumbú, donde considera que concluyó su carrera, al adquirir otras experiencias.
Primeramente se había resistido a renunciar, pese a la presión de los estudiantes, pero por recomendación de su defensa decidió dirimir. No obstante, insiste en que hubo un “golpe interno” que produjo la crisis en setiembre de 2015.
El jueves pasado fue acusado por la Fiscalía por lesión de confianza e inducción a un subordinado a cometer hecho punible, pero cree que puede demostrar su inocencia, pues considera que los 12 decanos, los tres directores de institutos y del Colegio Experimental Brasil (CEPB) que dependen de la Universidad Nacional, son responsables de sus finanzas. “Es difícil decir que rector es responsable de todo lo que ocurra en la UNA”, explicó.
Sobre las críticas acerca del nivel académico en la UNA, refirió que es consecuencia de un “árbol podrido”, el Paraguay. Refirió que los estudiantes llegan a la universidad con una experiencia familiar pésima y sistema educativo decadente, desde la primaria hasta el bachillerato.
Estas declaraciones había hecho meses antes de la revuelta estudiantil y para él no es coincidencia que la primera representante del Gobierno en asumir que Peralta debía renunciar fue justamente Marta Lafuente, entonces ministra de Educación.
Sobre la actual movilización estudiantil, critica que se están disputando números en las representaciones, mientras que en las universidades del mundo se discute un mayor presupuesto para investigación.