Varias detonaciones hicieron caer a las 22.30 de Miami (3.00 GMT del lunes) la parte que había quedado en pie cuando el ala noreste del condominio playero de 12 plantas se desplomó de manera súbita el 24 de junio de madrugada, mientras la mayoría de sus habitantes dormían.
Una gran nube de polvo lo cubrió todo en segundos, según se puede ver en los videos tomados desde embarcaciones situadas en aguas cercanas de la playa.
La parte de Champlain Towers South ahora demolida quedó después del 24 de junio como un testigo mudo de lo ocurrido aquel día y de los denodados esfuerzos por rescatar a las víctimas de entre los escombros que se iniciaron a las pocas horas.
UN SOLAR QUE ENCIERRA UNA TRAGEDIA
La imagen del edificio incompleto y del contraste entre la aparente normalidad del lado no derrumbado y la rareza de la parte mutilada, con sus aparatos de aire acondicionado colgando de los cables en el vacío y unas literas blancas ocupando el poco espacio que quedó de un cuarto infantil, abrió los noticieros de todo el mundo durante días.
Hoy Champlain Towers South es ya un solar lleno de escombros al que este lunes regresarán los esforzados rescatistas para seguir con la difícil tarea de encontrar a los 121 desaparecidos en la tragedia, que hasta ahora se ha cobrado 24 vidas.
La prevista llegada de una tormenta tropical al sur de Florida obligó a las autoridades de Miami-Dade a tomar la decisión de demoler la inestable estructura de 12 pisos de altura para evitar que los vientos y la lluvia la derrumbaran y causara más daño.
DETONACIONES EN LA NOCHE DE LOS FUEGOS ARTIFICIALES
Para hacerlo se escogió la noche del domingo 4 de julio, cuando los estadounidenses acostumbran festejar el Día de la Independencia con fuegos artificiales.
Las varias detonaciones sordas que, según los medios, precedieron a la caída del edificio debieron confundirse con las de la pirotecnia.
Bastantes curiosos se concentraron en las inmediaciones para poder ver la demolición, pero la policía los obligó a abandonar la zona.
Las calles estaban vacías y los vecinos de Surfside, una pequeña ciudad costera de unos 4.000 habitantes que forma parte del condado de Miami-Dade, o estaban en un refugio habilitado con ese fin o dentro de sus viviendas con las puertas y ventanas cerradas y las entradas de aire tapadas.
Las casi 200 personas de Champlain Towers South localizadas tras el derrumbe del 24 de junio salvaron la vida, pero perdieron casi todo lo que tenían en sus hogares.
Todos los objetos de valor hallados por los rescatistas entre los escombros están guardados y se van a entregar a sus propietarios o a sus familiares, según ha reiterado la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, desde que se anunció la demolición.
MASCOTAS QUE NO APARECEN
Además, antes de la demolición, se revisó la estructura en pie para buscar mascotas que pudieran quedar en el edificio en la madrugada del 24 de junio cuando los vecinos que no estaban en la zona del derrumbe buscaron la calle a la carrera.
Según la alcaldesa, no encontraron animal alguno.
Aún así una sobreviviente planteó el mismo domingo una petición de urgencia ante un juzgado para detener la demolición con el argumento de que su gato Coco seguía dentro de Champlain Towers South.
El juez desestimó la petición y el plan de demolición pudo llevarse a cabo.
La alcaldesa aseguró que antes de la demolición se habían tomado medidas para “preservar la evidencia” y proteger el trabajo ya hecho por los equipos de búsqueda y rescate.
Las causas del derrumbe están bajo investigación y ya ha comenzado una batalla legal en busca de compensaciones por daños por parte de algunos de los residentes en Champlain Towers South.
Según se ha sabido por documentos existentes en los registros de la Alcaldía de Surfside, el edificio ya desaparecido tenía problemas estructurales que fueron detectados en 2018 por una firma de ingenieros y la comunidad se había atrasado en hacer las costosas reparaciones recomendadas.