Fujimori tiene de momento el 50,3% de los votos válidos frente al 49,6% de Castillo, según los últimos datos presentados por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
Entre ambos candidatos hay una diferencia de unos 100.000 votos, pues la líder del partido fujimorista Fuerza Popular obtiene de momento 8.175.856 sufragios y el postulante del izquierdista partido Perú Libre aglutina hasta ahora 8.071.458 votos.
El margen entre ambos se ha ido estrechando desde los seis puntos de separación que había en el primer informe ofrecido a última hora del domingo por la ONPE, cuando al 42% del escrutinio Fujimori sacaba el 53% de los votos válidos frente al 47% de su rival.
Este acercamiento se debe a que primero se contabilizaron los votos urbanos donde Fujimori obtenía la mayoría de las preferencias, mientras que durante la madrugada comenzaron a llegar a los centros de cómputo los votos rurales, mucho más favorables a Castillo.
Quedan todavía pendientes de cómputo unos cinco millones de votos, en su mayoría de zonas rurales alejadas de los Andes y la Amazonía que se intuyen favorables al candidato de izquierda, pero también casi todo el voto extranjero, donde la candidata de derecha gana con claridad.
Recuento rápido favorece a Castillo
El recuento rápido de actas electorales realizado el domingo por la encuestadora Ipsos daba un empate técnico con Castillo ligeramente por delante al sacar el 50,2% de los votos válidos frente al 49,8% de Fujimori.
De este modo vuelve a repetirse el tenso y apretado final de las elecciones presidenciales de hace cinco años, cuando en 2016 Pedro Pablo Kuczynski ganó a la misma Keiko Fujimori por apenas 40.000 votos, al sacar el 50,12% de los votos frente al 49,88% de la hija y heredera política del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000).
Así, todavía no se puede declarar ni a Fujimori ni a Castillo como ganador de las elecciones más polarizadas y divididas de la historia reciente democrática de Perú.
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Más allá de confrontar a dos candidatos cuyos partidos están situados a las antípodas del espectro ideológico político, estas elecciones han sido tomadas por la mayoría de los peruanos como un plebiscito sobre el modelo económico neoliberal que implantó el ex presidente Fujimori hace 30 años.
Dos visiones opuestas del país
Por un lado, Keiko Fujimori, que de ganar eludiría mientras dure su mandato una acusación de más de 30 años de cárcel por presunto lavado en sus anteriores campañas electorales, aboga por continuar con una economía abierta y promotora de la inversión privada que ha permitido a Perú crecer aceleradamente en las últimas décadas.
Al frente, Castillo apuesta por un radical reformismo que pasa por una nueva Constitución que permita la nacionalización de los recursos naturales, al entender que el crecimiento experimentado solo ha beneficiado a las clases más acomodadas y ha aumentado la desigualdad, sin cerrar las profundas brechas sociales.
El ganador asumirá su mandato el 28 de julio, día que Perú conmemorará los 200 años de su independencia, una fiesta enlutada por la crisis económica y sanitaria al registrar por la pandemia de covid-19 más de 180.000 muertos que lo convierten en el país con la tasa de mortalidad más alta del mundo por el coronavirus.