Los líderes de las mayores economías del mundo buscaban ayer la forma de evitar la onda expansiva de una guerra comercial entre EEUU y China que ha golpeado a los mercados mundiales, en una cumbre del G20 en Argentina.
La reunión anual de 2 días es una prueba importante para los miembros del grupo. Los líderes se reunieron por primera vez en 2008 para ayudar a rescatar a la economía mundial de la crisis financiera, pero el G20 enfrenta ahora dudas sobre su relevancia para lidiar con los problemas actuales. La cumbre en la capital argentina está marcada por la amarga disputa comercial entre las dos economías más grandes del mundo, que han impuesto aranceles mutuos a importaciones valuadas en cientos de miles de millones de dólares.
Todos los ojos estarán puestos en una cena prevista para hoy entre Donald Trump, y Xi Jinping, en la que se espera hallen el modo de calmar las aguas y avanzar hacia la resolución de las diferencias que amenazan a la economía global.
Las naciones del G20 seguían trabajando ayer contrarreloj para llegar a un acuerdo sobre temas clave como el comercio y el cambio climático, algo que en los últimos años se resolvió más rápido. Esas divisiones resaltan cómo se fracturó la agrupación.
De hecho, el escepticismo de Trump acerca de que el calentamiento global sea causado por la actividad humana plantea dudas sobre la redacción del comunicado final de la cumbre. “Hay un muy buen avance en lo que es una de las materias delicadas, que es lo relativo al comercio”, señaló el canciller Jorge Faurie, que aclaró que los funcionarios también están trabajando en la redacción sobre el aspecto climático. Sin embargo, aún había incertidumbre sobre la posibilidad de lograr un consenso. “Nosotros estamos haciendo el mejor esfuerzo para que haya documento, pero no lo podemos asegurar porque depende de que exista un consenso real”, dijo el viceministro argentino de Hacienda, Miguel Braun.
La desaceleración de la economía mundial empeoraría si Trump sigue adelante con los planes de aumentar al 25 por ciento los aranceles a importaciones de China por un valor de 200.000 millones de dólares, dijo el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.