AUGE DE DELITOS ECONÓMICOS Y DEL CRIMEN ORGANIZADO. Nuestro país es ya conocido como el origen del mayúsculo contrabando de cigarrillos, el pasa-manos de múltiples estupefacientes y el centro del lavado de dinero. Nuestro territorio se ha convertido en campo de ataque de bandas terroristas brasileñas. Se comprobó que, también desde la parte paraguaya de la zona de las Tres Fronteras, formada por Argentina, Brasil y Paraguay en la confluencia del río Yguazú en el río Paraná, se vienen financiando las carpas de adiestramiento de organizaciones extremistas y al movimiento terrorista Hezbolá, entre otros. De ahí que urja la cooperación internacional para el control de estas actividades ilegales y criminales. Paraguay por sí solo no irá a ningún buen puerto. Las autoridades locales por sí mismas no pueden imponerse con éxito ni siquiera ante el EPP, seudo Ejército del Pueblo Paraguayo, que lleva ya varios años secuestrando y vejando a sus víctimas, en algunos casos fatales.
ORGANIZACIONES BI- Y MULTILATERALES. Hoy más que nunca son necesarias organizaciones de países amigos, como las de los EEUU, que llevan trabajando ya varios años con nosotros en el combate al ilícito. También las multilaterales, como las Naciones Unidas y la Unión Europea, mantienen ya por décadas enteras cooperación técnica con nuestro país. Así mismo es altamente necesaria la presencia de instituciones panamericanas, fundadas para combatir el lavado de dinero y el terrorismo internacional en esta parte del subcontinente. Entre ellas merece ser destacado últimamente el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (Gafilat). Todos ellos están realizando un trabajo tan admirable como destacado en nuestro país. Gracias a ellos podremos enfrentar esa terrible amenaza para la estabilidad de nuestras instituciones versus Estado de Derecho en democracia, regida por valores compatibles con la dignidad humana, vía políticas públicas adecuadas hacia el desarrollo sostenible.
CALIBRACIÓN PENDIENTE. No obstante, como lo decía Paracelso, aún cuando la medida a ser tomada es necesaria e impostergable, la dosis adecuada en su aplicación es igualmente imprescindible. El conjunto de normas (leyes, decretos y resoluciones), que son decenas y que han venido aprobándose recientemente en nuestro país para combatir el lavado de activos y la financiación del terrorismo internacional, ya pecan por exceso en cantidad y detalles. Así las cosas, va a ser difícil llevarlas a la práctica porque supera la capacidad de reacción de nuestras instituciones locales, por más que el Gobierno actual, como lo ha demostrado ya, está apoyando firmemente la actividad de Gafilat y de organismos amigos para derrotar el narcoterrorismo y sus fuentes de financiación.
ENCERRONA A DAMNIFICADOS DE CAOS ECONÓMICO. No obstante, así como fueron redactadas las nuevas normas para combatir el flujo (llegada al país y salida al exterior) de dinero entre nuestro país y el extranjero son una trampa insorteable para damnificados de catástrofes económicas, que huyen del desastre doméstico en sus países de origen, pretendiendo salvar el poco dinero que han logrado rescatar de la apropiación indebida de sus ahorros, de la que hacen gala sus gobiernos alienantes. Los pequeños ahorristas encuentran en los países, en los que imperan las nuevas normas de Gafilat, nada menos que una encerrona que acaba definitivamente con sus escuálidos ahorros, que habían sido guardados en el ropero o en los colchones de sus hogares ya abandonados. En Paraguay, por imperio de las nuevas normas vigentes, dichos damnificados no pueden abrir cuentas corrientes ni de ahorro ni desarrollar actividades bancarias ni siquiera para empresas unipersonales o mini-emprendimientos. Sin embargo, el problema es solucionable, prevaleciendo buen criterio de nuestros gobernantes y sus asistentes internacionales y redactando mejor las nuevas normas. ¡Manos a la obra!
