23 nov. 2024

Game of Thrones, un cierre entre el amor y el miedo

Ocho temporadas después y ya coronada como la producción más grande de la historia de la televisión, Game of Thrones (Juego de Tronos) se despide este domingo, parafraseando a Daenerys, entre el amor y el miedo: el deseo de sus fans de ver el final y su temor a que no esté a la altura de sus expectativas.

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El último capítulo de Game of Thrones se estrena este domingo, dando fin a una serie de ocho temporadas que logró atraer a millones de personas.

Foto: radiotimes.com

Con el sexto y último episodio de su octava temporada, que fue escrito y dirigido por los creadores de la serie David Benioff y D.B. Weiss, Game of Thrones concluirá una espectacular y ambiciosa historia de pasiones, amor, luchas, fantasía y traiciones que ha cautivado al mundo entero, pero que todavía tiene bastantes cabos que atar en un capítulo final que durará 80 minutos.

Lea más: Fanáticos juntan firmas para que se rehaga la última temporada

Y es que el quinto episodio, The Bells, dejó semejante reguero de sangre y fuego que aún quedan muchas dudas sobre quién se sentará en el Trono de Hierro.

(Advertencia para los que no llevan la serie al día: este texto incluye a partir de aquí detalles relevantes de la trama).

La esperada batalla por Desembarco del Rey concluyó con la caída de los Lannister y la derrota final de la temible Cersei (Lena Headey) quien, no obstante, tuvo una emotiva y sentimental muerte junto a su hermano Jaime (Nikolaj Coster-Waldau), el hombre que la amó toda su vida.

Pero los titulares se los llevó otra mujer, Daenerys (Emilia Clarke), cuya evolución dramática en los últimos episodios ha motivado encendidos debates en las redes sociales y la prensa.

Daenerys representó, en gran medida, la liberación para Poniente y la esperanza en un nuevo reinado desde el Trono de Hierro y, aunque en su empeño no escasearon las matanzas y venganzas, este personaje se relacionaba sobre todo con virtudes como la compasión y la justicia.

Pero, lamentablemente para sus fans, parece que tanto vuelo a lomos de dragones le ha afectado la cabeza, ya que, consumida por la inseguridad y el miedo a la traición, no tuvo reparos en arrasar Desembarco del Rey y asesinar a miles de soldados y civiles cuando la ciudad ya había hecho sonar sus campanas indicando que se rendía.

Esta faceta sin piedad de Daenerys, que la emparenta con los miembros más desquiciados de su familia Targaryen, dejó en muy mal lugar a Jon Snow (Kit Harington), su principal valedor ante unas mujeres Stark que recelan muchísimo de la aspirante a reina.

De ahí que para la última entrega de la serie se espera que tanto Sansa (Sophie Turner) como Arya (Maisie Williams) tengan un gran protagonismo.

Convertida en una de las pocas series que siguen reuniendo a medio mundo ante el televisor el mismo día y a la misma hora, toda una rareza en los tiempos del streaming y de plataformas como Netflix, Game of Thrones tiene ahora que lidiar con un efecto colateral de su tremendo fenómeno: las expectativas de igual tamaño que ha generado.

Así, numerosos fans de la serie han mostrado en las últimas semanas su descontento no solo por las decisiones sobre Daenerys, sino también por la precipitación en el desarrollo de algunas subtramas (el romance entre Brienne y Jaime, por ejemplo), el tratamiento de algunos personajes como Arya o la oscurísima fotografía de la Batalla de Invernalia.

Contar con unos seguidores tan entusiastas y apasionados por Game of Thrones también conlleva que la serie sea estudiada al milímetro, tanto que hasta un gazapo como dejar un vaso de café para llevar en una escena puede convertirse en motivo de conversación mundial en internet.

Tampoco ayudaron a rebajar las expectativas ni los casi dos años que los fans tuvieron que esperar entre la séptima y la octava temporada ni que la emisión de la serie se haya adelantado a los libros de George R.R. Martin en los que se basa.

Será muy difícil que contente a todos, pero si los más pesimistas pueden acordarse de Lost, una serie que también fue un fenómeno mundial y cuyo final fue bastante polémico, los más optimistas pueden argumentar que Game of Thrones, en anteriores temporadas, reservó algunos de sus mejores e inolvidables ases para los últimos capítulos.

De cualquier manera, y a la espera del veredicto del público sobre su conclusión, a la superproducción de HBO nadie le puede quitar sus 47 Emmy, récord absoluto en estos galardones, ni la vigencia de su universo de fantasía épica, que continuará, al menos, con una serie derivada (spin-off) ya en preparación y con Naomi Watts como estrella del elenco.

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